Dos décadas más tarde de que Hannibal Lecter conquistase la fama mundial, de la mano del cineasta Jonathan Demme en «El silencio de los corderos», las historias de canibalismo continúan saltando de la pantalla a la realidad.
El antiguo hotel Sirhowy Arms, en Argoed, un pequeño pueblo del sur de Gales, se ha convertido en el escenario de un truculento suceso que ha acabado con la vida de dos personas.
Matthew Williams, de 34 años, fue sorprendido sobre la una y media de la madrugada devorando el rostro de una joven a la que había invitado al hotel para tomar una copa. Se ensañó con sus ojos y le mordió la cara hasta provocarle la muerte. Los agentes se vieron obligados a inmovilizar al caníbal con una pistola Taser de aturdimiento. Aunque los servicios de emergencia trataron de mantenerlo con vida, la descarga eléctrica de 50.000 voltios, acabó con él.
Las alertas saltaron cuando Williams se encerró en una habitación del alojamiento, que durante los últimos años ha servido como albergue para indigentes, con una mujer de 22 años. El conserje escuchó unos gritos desgarradores y trató de acceder al cuarto para saber qué ocurría. Obviamente, el agresor se negó a abrir la puerta y los responsables del alojamiento llamaron a la Policía temiéndose lo peor.
Al principio sólo inmovilizaron al asesino con una descarga eléctrica, sin embargo después del arresto Williams dejó de dar señales de vida, según ha informado la policía de Gwent. «Mientras se encontraba bajo arresto, el hombre dejó de responder a estímulos. Responsables médicos le administraron primeros auxilios pero ya no se pudo hacer nada por salvar su vida».
Acababa de salir de la cárcel
Williams había salido de la cárcel hace dos semanas, después de haber cumplido una condena de cinco años por atacar violentamente a su ex pareja.
Aún se desconoce la relación exacta que unía a la víctima, que falleció este jueves, con su agresor. Algunas fuentes revelan que mantenían una relación sentimental, mientras que otras apuntan a que se habían conocido esa misma noche.
Argoed se ha despertado esta mañana confuso entre la incredulidad y la consternación de haber sido el escenario de un suceso tan atroz. «Todo el mundo quiere saber qué ha pasado. No es un pueblo grande. Escuchamos en las noticias que ha sido canibalismo. Debe de ser una horrible forma de morir, es horrible, es insoportable», declaró Gareth Griffiths, un residente de Argoed, en un programa radiofónico de la BBC.
La decisión de que el hotel se convirtiera en un hogar provisional para indigentes levantó opiniones encontradas entre los residentes. Algunos de los que viven en las inmediaciones comentaron que el albergue se había convertido en un foco de problemas que había obligado a la Policía a intervenir en varias ocasiones.
«Vivo aquí y represento a Argoed desde hace más de 30 años y se trata de la peor tragedia que ha vivido esta población», declaró el consejero municipal Leon Gardiner, quien subrayó que la población se encuentra en estado de shock.
Respecto a la muerte del caníbal, un portavoz de la Association of Chief Police Officers (ACPO) ha declarado que ésta es la primera muerte atribuible a una pistola eléctrica en Gran Bretaña, desde que fuera adoptada por la policía en 2004.