Jeff Jarvis: «Las personas comparten muchas cosas en Internet pero, realmente, no leen nada»

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Su nombre infunde respeto y admiración. No por original, sino porque estamos ante una de las eminencias en esto del periodismo digital. De su puño y letra -o más bien, desde su ordenador- han salido importantes ensayos que han servido de tarima de reflexión a los medios de comunicación de masas sobre el proceso de adaptación a la revolución tecnológica.

Porque internet ya no es un lujo, sino un lugar que alberga el conocimiento. Y así lo deja claro Jeff Jarvis en varios momentos de la entrevista concedida al diario ABC, en donde este conocido periodista, columnista de «The Guardian» y profesor de New York Graduate School of Journalism, considera que en el periodismo, el valor es la selección e intermediación en vez de la creación, que supone una faceta más.

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Su entusiasta concepción del nuevo periodismo choca contra la realidad, en donde los medios de comunicación tradicionales luchan por sobresalir en un nuevo escenario. Fruto de su ímpetu, y a pesar de que si pone el foco sobre nuestro país hay señales para la esperanza («En España ha surgido mucha innovación en el mundo digital»), considera que aún quedan por resolver muchos flecos.

En varias ocasiones, se le ha podido escuchar que los periódicos se estaban disparando a sí mismos en el pie, una tesis que mantiene a día de hoy. «Algunos periódicos han encontrado un nuevo camino de hacer las cosas, por ejemplo en EE.UU. hay una empresa con la que trabajo que se llama Advance Internet, que es realmente una empresa 100% digital. Aquí todos los periodistas trabajan en el entorno digital y otra oficina al lado se encarga de transformar el contenido digital para un formato impreso», manifiesta Jarvis, que intervendrá este miércoles junto a otros expertos en la Google Big Tent Madrid,un evento que este año debatirá sobre el futuro del periodismo y los medios digitales.

A sus 60 años, y con todo lo que ha visto y estudiado, la pregunta acerca de si le queda o no mucha vida al papel como soporte para los medios de comunicación le produce, al mismo tiempo, dudas («quizá nunca») y un vaticinio: «todos los medios que estuvieran editados en papel tienen como misión convertirse en empresas rentables, autónomas y de éxito antes de que resulte imposible serlo».

Y en esa exploración en la que andan los medios de comunicación tradicionales surge el debate del cobro por contenidos, una decisión que considera «un suicidio». A su juicio, «existen modelos por el que puedes pagar por contenidos, «pero no es la forma más inteligente». En su próximo libro, «Frikis que te traen regalos», recoge las nuevas formas de dar las noticias.

«Tenemos que olvidarnos en la idea de que estamos en el negocio de los contenidos. Porque no lo estamos. Los contenidos son una de las muchas herramientas. A fin de cuentas el periodismo es un servicio y el contenido es parte de este servicio. Se puede prestar ese servicio gracias al contenido. Y, por tanto, tu misión es, como servicio, es saber cuáles son las expectativas de tus lectores y satisfacerlas por medio de las herramientas que tienes a tu alcance», sostiene.

«Hay otras muchas formas de conseguir estos objetivos periodísticos»
Al final se convierte en una decisión mercantilista en donde hay que valorar oferta y demanda. Sin embargo, esa concepción puede entrañar dudas acerca de si, adoptando esa postura, los medios acaben por construir un periodismo banal y repleto de cotilleos. Para este experto no del todo así («a todos nos gusta las fotos de gatitos, pero también nos gustan otras muchas cosas y no es lo único que esperamos de la vida»).
De hecho, dice, que el problema reside, fundamentalmente, en el modelo de negocio que se deben y pueden utilizarse para dar las noticias. «Han de establecerse y formar nuevas relaciones con la comunidad sobre un servicio que vamos a prestar a una comunidad en un ecosistema colaborativo».

Pone de ejemplo la llegada a Nueva York del huracán Sandy, a finales de 2012. La cobertura mediática le pareció insuficiente. «Los objetivos, como consumidor de noticias, eran clarísimos. Quería saber las carreteras que estaban cortadas y dónde estaba la cafetería con conexión a internet más cercana. Y, ¿qué es lo que leí en los periódicos? Muchos artículos que decían que se habían caído muchos árboles y muchas vías de alta tensión», lamenta.

Minutos de atención

«Hay otras muchas formas de conseguir estos objetivos periodísticos, nuevas formas de prestar este servicio más allá que publicar meros artículo y reportajes. El factor más importante ese el modelo de negocio. Lo que hicimos fue tomar la economía de los medios de comunicación de masas que teníamos y nos limitamos a traspasarla a internet sin cambio alguno. Están corruptos», minimiza.

Jarvis argumenta que el problema de los medios es haber trasladado el mismo modelo tradicional al entorno digital. «Hablábamos antes de la tirada, de los lectores. Ahora hacemos lo mismo con el número de visitas, veces que los lectores hacen clic. Pero hay más modelos. Todo se mide en función de su volumen y no de su valor, lo cual desemboca en 20 gatitos que te hacen feliz durante un minuto y no te aporta nada», critica.

Entonces, ¿cómo se mide ese valor? «Hay una empresa en Nueva York que se llama Chartbeat que afirma que la atención es una métrica mucho mejor que el volumen. Han visto que, entre otras cosas, las personas comparten muchas cosas en internet pero, realmente, no leen nada, simplemente se limitan a propagar todo lo que les viene sin leer nada cuando las personas que escriben algo es porque quieren que les lean. La atención y la calidad son dos valores que van mano a mano», añade.

Los nuevos sistemas métricos, prosigue, «tienen que centrarse en cuánto hemos ayudado a una comunidad» en un determinado ámbito, es decir, en qué medida nuestro servicio les ha supuesto una ayuda. Incluso en el momento actual, y tal como está la publicidad en internet, «estoy convencido que si a la gente le damos un servicio más relevante y de mayor valor vamos a conseguir que presten mucha más atención y, por tanto, más comprensión», considera.

Ahí entran los buscadores como importantes canales de distribución de contenidos en donde los periódicos se han fijado para atraer a potenciales lectores. «En los últimos diez años se ha intentado manipular los resultados del motor de búsqueda de Google. Ahora hemos pasado a una situación en la que se intenta manipular el motor social, es decir, a los usuarios. Pero, sea de lo que sea, nada aporta relevancia ni valor. Tenemos que desarrollar un modelo que vaya hacia esto».

Conscientes de la privacidad

A raíz de casos como las relevaciones de la Agencia de Seguridad Nacionao de EE.UU. (NSA), da la sensación que los usuarios son más conscientes de su privacidad en internet. «Sí, pero los usuarios siempre han sido conscientes de su privacidad. Dándole la vuelta al argumento, internet es un lugar maravilloso para compartir cosas y lugar horroroso para amntener secretos».

«Internet no es un medio tradicional»

Sin embargo, en muchas ocasiones se detectan cómo en redes sociales se hacen eco de noticias falsas y erróneas que, para colmo de males, permanecen en los buscadores mientras las personas se lo creen. ¿Cómo se lucha contra la desinformación? «Hay que partir de la base de que creer que internet es un medio como los medios tradiciones es un error. Internet no es un medio tradicional, es como la esquina de cualquier calle en la que hay estúpidos y te molestan. Hay pringaos y otros que no lo son. Hay de todo. Siempre le digo a mis alumnos que cuando vean un problema vean inmediatamente la oportunidad que genera este problema y qué solución tiene».

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