Atrás quedaron las bodas tradicionales. El aumento exponencial de matrimonios en China obligó a una empresa a reinventarse y buscar nuevas y originales alternativas. Así surgió esta ingeniosa tendencia; ahora la moda en China es fotografiarse bajo el agua
La industria de bodas crece descomunalmente en el continente asiático. China, por ejemplo, a la par de su indetenible auge económico, ve florecer todos los campos de su vida. De esta realidad no escapa el “negocio” del matrimonio, pues cada día existen nuevas e innovadoras formas de organizar todo lo que rodea tan importante evento.
Y es que, el hecho de casarse supone una gran inversión monetaria, amén del ajetreo que conlleva su planificación. El vestido, el lugar, las fotografías, la decoración, la bebida, en fin, todos los detalles cuentan y son importantes para que el esperado evento salga a la perfección y sin contratiempos.
En China, atrás quedaron los matrimonios tradicionales, la competencia entre las firmas que se dedican a la creación y planificación de este tipo de eventos es infinita, cada día crece el catálogo de opciones que no tiene otro objetivo que captar la atención de los futuros esposos con tendencias exóticas y divertidas. La realidad es tan impresionante que dicho mercado pasó de ser inexistente a generar ingresos anuales superior a los 130 mil millones de dólares.
Una de las empresas que más ha hecho ruido es MrWedding, al ofrecer un extraño y original paquete que registra el momento de la ceremonia y a la pareja feliz con videos y fotografías bajo el agua. Para llevar a cabo tamaña propuesta, su directora, Tina Liu, instaló en su casa, en los suburbios de Shangai, un tanque de tres metros para que las parejas se sumergieran (Acompañadas de un socorrista) y realizaran la famosa sesión fotográfica. Para Liu, las novias se ven más bellas bajo el agua y sin gravedad, “muchas novias se quieren ver hermosas, como diosas y sólo pueden lograr ese detalle artístico bajo el agua, el sentimiento de perder la gravedad crea la belleza de flotación”.
El gran aumento de fotógrafos en esta última época obligó a la compañía a ampliar sus horizontes y buscar otro tipo de servicios, fue así como surgió la idea de la “filmación aérea”, una cámara que entra en acción para tomar imágenes desde una buena altura. En la sesión varios estilistas cuidan todos los detalles estéticos de los futuros esposos, jornada que nunca se puede hacer el mismo día de la boda. La empresa factura entre 60 y 80 mil dólares.