En su misterioso espectáculo de ciencia ficción Interstellar, el cineasta Christopher Nolan no sólo lleva al público en un viaje al espacio, también se lleva a un par de robots.
«La idea es que fueron diseñados para ayudar a los humanos durante largos periodos de tiempo», dijo el guionista de Interstellar Jonathan Nolan. «Originalmente fueron concebidos como infantes de marina y programados para generar el tipo de camaradería de un infante de marina, así que han sido programados con sentido del humor y variados niveles de honestidad».
Los elegantes robots grises, que pueden verse brevemente en los avances de la película, son bloques rectangulares de metal brillante, andantes y parlantes, que operan como un cruce entre una navaja Swiss Army y un iPhone. Sus fragmentos pueden desconectarse y rotar para realizar una variedad de acciones, desde apretar botones hasta dar volteretas en otros planetas. (Paramount se negó a proporcionar imágenes de los personajes para esta historia).
En Interstellar, que se estrena el próximo miércoles, un robot particularmente ácido llamado TARS (cuya voz hace Bill Irwin) acompaña al equipo de astronautas encabezado por el piloto Cooper (Matthew McConaughey) a buscar un nuevo hogar para la humanidad luego que un desastre ecológico destruye la Tierra.
En una entrevista con The Associated Press, el escritor y director de Interstellar Christopher Nolan compartió su visión de los robots, su inteligencia artificial y su importancia para la trama del filme.
-Tienes robots en esta cinta. ¿Qué esperabas lograr con estos personajes?
-Quise un enfoque más realista a lo que sería un robot. Ni siquiera los llamé robots en el guion. Me referí a ellos como «máquinas articuladas» porque quería que mi equipo y todo el mundo dejara de pensar en la idea estándar de un robot. Quería tener una máquina en el filme que fuera como un trozo de herramienta — muy fuerte, muy resistente — que ha sido diseñada para cualquiera que sea su mejor propósito.
-¿Cómo abordaste el diseño de TARS? Es distinto a los otros robos que vemos en la cinta.
-Mientras avanzábamos con el concepto, adquirió una apariencia muy minimalista que esconde una funcionalidad muy compleja. Mi idea era remover cualquier rastro de antropomorfismo, así que no tiene rostro. No tiene brazos ni piernas. Tiene voz, y por ende una personalidad. El gran Bill Irwin, quien manejó e hizo la voz de TARS, logró darle personalidad a un objeto no humano inanimado.
-Para la forma, ¿te inspiraste en el monolito de 2001: Odisea del espacio?
-Creo que, en el contexto de la ciencia ficción, la mente de uno inevitablemente va hacia allá, y eso está bien conmigo. Definitivamente, el espíritu de 2001 se siente en el filme. Una de nuestras aspiraciones era rendir homenaje a esa película. También guarda una fuerte relación con la arquitectura de Mies van der Rohe. Mientras desarrollábamos la idea, le pregunté a mi diseñador (Nathan Crowley), que es un admirador de la arquitectura moderna: ¿qué tal si diseñamos un robot como Mie van der Rohe diseñaría un robot? Creo que realmente dio en el blanco.
-Los robots de hecho ayudan a sacar la historia adelante. ¿Qué tan importantes eran para ti?
-En el borrador de mi hermano, había mucho de robots e inteligencia artificial. Yo terminé enfocándome en por qué uno necesita humanos en esta misión. Los robots son presentados como físicamente superiores a los humanos y son capaces de levantar cosas más pesadas y seguir órdenes a la perfección. Volvimos a la idea de la intuición, la adaptabilidad humana y la innovación. Eso responde a un instinto de supervivencia, algo que no tiene un robot. Eso hace que los robots sean muy importantes en la historia. Tienen personalidades increíbles, pero no son humanos. Te mantiene pensando en lo que significa ser humano.