Henri Falcón, gobernador del estado Lara y principal promotor del modelo progresista en el país, basa su ideología en la consolidación de ciertos planes enmarcados en un Plan Estratégico de Gestión que prevé ser una alternativa al modelo socialista del Gobierno nacional.
En dicho proyecto, el progresista, destacan características que, si bien consideran algunas diferencias, resaltan similitudes que llaman al análisis y al estudio, ¿es el modelo progresista una alternativa diferente al socialismo?.
Yosbert Vásquez, licenciado en Ciencias Políticas y presidente de la Federación Venezolana de Ciencias Políticas en el estado Lara, cree que sí, aunque no se atreve a asegurar que sea mejor o peor que su predecesora.
«El gobernador (HF) propone un nuevo modelo de gestión que él llama progresismo», dijo Vásquez, «es una respuesta a la necesidad de plantear algo diferente al socialismo».
Para el politólogo, la ausencia de una alternativa que emanase desde el seno de la oposición es la causa de este nuevo modelo, «es una antítesis del sistema promulgado por el Gobierno nacional». Quien conoce los detalles de dicho modelo por su profesión, explicó que este consiste en la consolidación de 11 planes, todos apoyados por el Plan Operativo Anual (POA), dentro de los cuales el «de Participación y Empoderamiento Ciudadano busca aterrizar sobre los demás, capitalizando electoralmente los alcance de las diferentes gestiones», sentenció.
Vásquez explicó que dentro de estos lineamientos de participación y empoderamiento ciudadano se encuentran las Unidades de Gestión Progresistas, que constituyen «una instancia de gestión social, de articulación de necesidades, y que pertenecen a la Dirección de Gestión Progresista, que depende directamente de la Gobernación, y por ende lo hace una instancia institucional», explicó el especialista, «sirven como apalancamiento entre las comunidades, las instituciones y el Gobierno regional».
Además, manifestó Vásquez, las Unidades de Gestión Progresistas suponen un control y un proceso de auditoría que se hacen realidad a través de la supervisión de la dirección que integran, y de la conformación de asambleas de ciudadanos necesarias para la consolidación de dichas estructuras y la elaboración de las necesidades a resolver en las comunidades. Sobre esto, el especialista comentó que el control que tienen dichas organizaciones está legitimado por el rol del Clel que, al estar presidido por un diputado del Psuv, Luis Jonás Reyes, no ha emprendido actividad alguna en contra de las UGP, «nunca han tenido una experiencia de la que puedan demandar al gobernador por corrupción en dichas organizaciones».
Dinámica política
Más allá que las UGP sean una alternativa a la estructura comunal que lleva a cabo el Gobierno nacional a través de los consejos comunales, Yosbert Vásquez catalogó de «ponderable» la iniciativa de Falcón en Lara, pues representa la creación de nuevos esquemas.
«No puedo decir que sea buena o mala, pero le da mayor prestancia a una política transformacional que la hace más activa». Para Vásquez, el progresismo supone una tercera vía a la propuesta por el socialismo que, además, dibujó una segunda catalogada como «capitalismo», llenándola de adjetivos peyorativos de tal forma que, nadie de la política nacional considera meterse en dicha corriente.
Sin embargo, el licenciado en ciencias políticas puntualizó que, corrientes alternas como la propuesta por el gobernador del estado Lara y fundador del partido Avanzada Progresista, necesitan de unos diez años para «calar en la vida política». En todo caso, resalta, «lo que intenta (Falcón) es tomar las buenas experiencias de todos los sectores y espectros políticos…, cosa que no es inédita y tiene su base teórica».
A diferencia de la ideología del progresismo original, considera Vásquez, Falcón «tropicaliza el pensamiento, haciéndolo más regional…, es una fase superior de los ‘ismos'».
Negativa al capitalismo
Sobre el capitalismo como corriente del pensamiento y de la actividad política en el país, Vásquez explica que la influencia de la «violencia política» aplicada por los representantes del Gobierno nacional sobre este modelo, ha supuesto la negativa de los representantes políticos a llamarse a sí mismos como «capitalistas», amen de ser catalogados con adjetivos que afecten su trayectoria.
Sin embargo, el especialista en ciencias políticas indicó que, en las condiciones actuales, «¿quién se puede negar a industralizar al país, de permitir las condiciones para el sector privado? Eso es lo que están habiendo los países en desarrollo, abriendo sus economías».
