De una intensa y extensa gira por el Táchira me quedan buenos recuerdos, compromisos para seguir luchando y cuatro libros de autores y temas tachirenses.
Anduve por Santa Ana, Rubio, Capacho Nuevo, San Cristóbal, Michelena, Palmira, Táriba, San Antonio y Ureña. Los tachirenses forman un pueblo regionalista, orgulloso de su origen y de arraigadas convicciones democráticas. Gente de trabajo y de progreso. Como ha quedado demostrado, no se rinden. Y mire que son sometidos a penalidades injustas por un gobierno, y una forma de concebir la sociedad y el poder, que no los comprende y por eso los agrede. Los larenses sabemos apreciar esos valores.
Tiene historia el Táchira. Un bagaje cultural que lo caracteriza. En el recorrido que hago por las alcaldías unitarias del país, ya he ido a casi cuarenta, los gobernantes locales de esa región andina me ofrecen orgullosos artesanías y libros. De estos casi cuatro días me traje cuatro volúmenes. Uno del médico y cronista J.J. Villamizar Molina Estampas centenarias y sesquicentenarias y tres del historiador sancristobalense Luis Hernández Contreras: Cien años de Historia tachirense 1899-2000, Música y Poder Político. El caso tachirense (1869-1929) y El Doctor Velásquez. Una historia n nunca contada.
En las mismas carreteras andinas empecé a leer el trabajo de Hernández Contreras sobre el historiador-Presidente, a quien tuve el privilegio de conocer y tratar. Una larga espera en el inhóspito terminal de Santo Domingo, pésima propaganda para la gerencia castrense, y el propio vuelo, me ayudaron a devorar entretenidas páginas.
Aparte del coraje cívico de atreverse a asumirla en tan difícil momento, que no es poca cosa, la presidencia del Doctor Velásquez destacó por su empeño en adelantar un proceso indispensable para el desarrollo y la democracia venezolana, como es la Descentralización. La Constitución de 1999 consagró en articulado progresista lo que el texto flexible de 1961 había posibilitado y fue más allá. Lástima que la práctica marche en dirección contraria y un enfermizo, obsesivo centralismo de quienes mandan a nivel nacional tenga un tan tenaz empeño regresivo. Esa maniática desconfianza en los demás que lleva a acumular un enorme poder que no se puede ejercer, es síntoma que revela patética desconfianza en ellos mismos.
Esta semana he vuelto a tierra andina, visitando las cumbres merideñas. De esas alturas más cercanas al sol, iré la venidera a donde el sol todo lo abraza. Margarita, la perla más grande en el collar de la Virgen del Valle, patrona de esos mares cuya imagen bonita siempre me trae recuerdos de quien fue noble pastor de nuestro pueblo por varias décadas. Hombre de valores, entre otros el de la prudencia. Monseñor Benítez.
