Aunque lucen un tanto abandonados, los cementerios de Palavecino son sometidos a una rehabilitación integral.
“Ni un alma ronda por estos lares”, atestiguó una anciana sentada sobre una tumba en el camposanto municipal de Cabudare.
Su versión no carece de legitimidad, toda vez que estos lugares se encuentran desolados.
Sepultados en la inseguridad
Armenia Torres, vecina del Cementerio de Cabudare, denunció que el lugar está sepultado en la inseguridad.
“La gente ha dejado de visitar el cementerio porque está invadido de muchachos que asaltan a los visitantes”, acotó agregando que la policía no transita por los alrededores “ni de casualidad”.
Más basura que difuntos
Otro tema que le inquieta a los vecinos, es la constante acumulación de desechos dentro y en los alrededores del camposanto, lugar que está siendo utilizado como vertedero.
“Aparte de tener que barrer todo los días el frente del cementerio, ahora los vecinos tenemos que fungir como vigilantes de la gente inescrupulosa que viene hasta aquí a descargar sus desechos residenciales”, comentó Torres.
Cauchos, material de construcción, colchones y hasta animales muertos, son dejados en los espacios del cementerio.
“Los olores a mortecina son insoportables y como el cementerio no tiene doliente, nos someten a aguantar la basura y los animales en descomposición”, manifestó.
Alexander Castillo reseñó que hace un año, en una fosa abierta del cementerio, cayó un caballo y murió.
“Pues allí se quedó por meses y los vecinos de la cuadra de atrás tuvieron que arrojar unos tres sacos de cal para mitigar los olores”, indicó.
Arguyó que los gobiernos recuerdan la existencia de los camposantos solamente el Día de los Fieles Difuntos.
Limpieza general
El ingeniero Douglas Caridad, presidente del Instituto de Servicios Públicos de Palavecino, acompañado del alcalde José Barreras, inspeccionó los dos cementerios municipales para afinar detalles en lo referente del operativo de rehabilitación integral.
Caridad aportó que los camposantos están siendo remozados: Sus paredes perimetrales pintadas con blanco y azul las columnas; se ejecuta también desmalezado, poda de árboles y arbustos, bote de escombros.
Algunas tumbas serán rehabilitadas “las más emblemáticas. En donde se encuentran personajes importantes de Palavecino, las cuales yacen en penosas condiciones”, afirmó el funcionario.
Participan dos cuadrillas de 20 obreros en ambos camposantos y se emplean dos camiones tipo volteo para el bote de los desechos vegetales que ya superan las 12 toneladas.
Dijo que para este fin de semana Polilara desplegará un operativo de patrullaje en las zonas adyacentes a los cementerios para que los deudos acudan con seguridad a visitar las tumbas de sus familiares.
Desaparecen las flores
Las vendedoras de flores desaparecieron del perímetro de los cementerios municipales “y es que la inseguridad por aquí es tan fuerte, que las corrió”, aseveró Gladys Camacho, residente de la avenida El Cementerio de Los Rastrojos.
Quizá sea esa la razón principal, pero otra realidad bien marcada, es el precio de las flores.
Virginia Campos, vendedora de flores del cementerio de Cabudare, esgrimió que ya no es un negocio rentable comercializar con este rubro.
Hechicería y droga
Un sepulturero del Cementerio municipal de Los Rastrojos, quien exhortó a reservar su identidad, anotó que la soledad del sitio permite que suceda una serie de irregularidades.
Dijo que al caer la tarde santeros y espiritistas toman el cementerio para realizar actos de hechicería, descuartizando gatos, palomas, ovejos y hasta un caballo, restos que son esparcidos por el lugar.
Al ser interrogado sobre el asunto, detalla que las autoridades policiales conocen sobre los actos pero que como no hacen patrullaje, “los brujos hacen de las suyas”.
Con mucho temor también mencionó que adolescentes incursos en delito, se adentran a plena luz del día al cementerio a consumir drogas e ingerir alcohol.
Entre el matorral, refirió, los delincuentes esconden las prendas y objetos que roban en la periferia y como ni la policía, ni la Guardia Nacional aportan por aquí, es el lugar ideal para cometer cualquier delito.