Si fue el último juego de Pablo Sandoval con los Gigantes de Francisco, tuvo un final de película.
Cuando Salvador Pérez bateó un elevado de foul por tercera base, cerca de la cueva de los Gigantes, el «Panda» Sandoval fue el encargado de atrapar la bola que decretó el tercer campeonato de los Gigantes en cinco años.
Al tenerla en su guante, el antesalista venezolano se tiró de espaldas sobre la gramilla, sí como un oso panda jugando con bambú. Sus compañeros que salían de la caseta tuvieron que levantarlo para llevárselo a la zona del montículo para la celebración en conjunto tras consumar la victoria 3-2 sobre los Reales de Kansas City en el séptimo juego de la Serie Mundial.
Y a la vista estaba un trío de fanáticos que vinieron a Kansas City para celebrar con sus máscaras gigantes de pandas, por el sobrenombre que se le conoce al venezolano.
«Amo a este equipo», dijo Sandoval. «También a la afición. Pero ahora solo quiero celebrar, es un momento para celebrar».
Madison Bumgarner acabó como el Jugador Más Valioso de la Serie Mundial, al echarse al hombro a los Gigantes con su soberbio desempeño en el montículo al ganar dos partidos, rescatar otro y firmar un promedio de efectividad de 0.43.
Pero Sandoval redondeó otra postemporada de ensueño, a la par de la que tuvo hace dos años al conseguir el galardón al Más Valioso del Clásico de Otoño que barrieron a Detroit en cuatro juegos, marcada por los tres jonrones que disparó en el primer duelo.
Terminó con un total de 26 hits, la mayor cantidad registrada para una sola postemporada en la historia, confirmándose como uno de los bateadores más productivos en el mes de octubre.
Agigantó su leyenda con un enorme desempeño en el séptimo juego, algo que se reflejó al anotar en el cuarto inning la carrera que a la postre fue la decisiva. Abrió el episodio con un sencillo al cuadro, avanzó a segunda con un hit de Hunter Pence y luego pasó de la intermedia a la tercera en un elevado de Brandon Belt al bosque izquierdo. Su pisa y corre fue una jugada de puro tesón, venciendo el tiro del jardinero Alex Gordon al deslizarse de cabeza en tercera. Anotó tras un hit de Michael Morse por el derecho.
Sandoval acabó la noche de 3-3, con dos anotadas, además de una impecable defensa en la antesala.
«Los grandes peloteros responden en los momentos importantes», dijo el mánager de los Gigantes Bruce Bochy.
Y ahora se abre el compás sobre lo que será su futuro con los Gigantes.
Luego que no logró un acuerdo con el club al inicio de la campaña, Sandoval se declarará agente libre en los próximos días. El bateador ambidiestro entra al mercado en un momento ideal, con 28 años.
Se da por descontado que San Francisco le ofrecerá la oferta calificada por un año, la que Sandoval rechazará.
«Adoramos a Pablo, ya veremos qué sucederá», indicó Brian Sabean, el gerente de los Gigantes, en medio del baño de champaña en el camerino del equipo visitante en el Kauffman Stadium. «Está primero en nuestra lista de tareas».
«Haremos lo mejor que se pueda», señaló Larry Baer, el director ejecutivo del club. «Y hasta ahora, lo mejor que hemos hecho ha sido atar a nuestro peloteros».
Es lo que han hecho los Gigantes con contratos recientes con Buster Posey, Matt Cain, Tim Lincecum, Hunter Pence, Ángel Pagán, etcétera.
«Sin ninguna duda», replicó Sandoval a la pregunta sobre si quiere continuar en San Francisco.
¿A cuánto puede aspirar Sandoval en la agencia libre? El contrato que se señala como modelo es el que Pence firmó por cinco años y 90 millones al final de la pasada campaña. Eso da un promedio de 18 millones por año y, gracias a su producción este octubre, la cotización del venezolano se ha disparado de tal modo que pedir 20 millones por temporada tampoco sería descabellado.
Un posible destino serían los Medias Rojas de Boston, que estarían buscando un nuevo ocupante en tercera base tras dos decepcionantes campañas con Will Middlebrooks. El bate zurdo de Sandoval en Fenway Park podría causar muchos estragos.
Sobre Sandoval, la duda constante está con su peso y si puede mantener un rendimiento constante durante la temporada regular. Este año bateó para .279, con 16 jonrones y 73 impulsadas. Pero su OPS ha ido en descenso desde el .909 que acumuló en 2011, al del .739 en 2014.
«No sé qué va a pasar», dijo Bochy. «Es obvio que adoro a este muchacho. He contado con el desde que debutó y confío que se pueda negociar algo».
Ya se verá, pero en todo caso Sandoval deja un legado enorme en San Francisco, como el bateador de postemporada más prolífico en la historia de la franquicia y tres anillos de campeón.
«Es una bendición y estoy bien agradecido. Hay muchos peloteros que duraron muchos años o que están en el Salón de la Fama que nunca consiguieron esta oportunidad. Por eso la disfruto al máximo, por eso me gusta tanto. Esto no se olvidará, ojalá podamos conseguir más».