Su origen proviene de la cultura Pre Budista Shamanica Bon Po y cuentan con una antigüedad de aproximadamente 3.000 años. Algunos dirían que son instrumentos musicales por la variedad de sonidos que emiten, o también que ayudan a la meditación. Descubra con nosotros qué son y para qué sirven los Cuencos Tibetanos
Primero que nada es necesario decir que estos objetos son recipientes de metal. La aleación fundamental es el bronce (cobre y estaño) a la que se añade otros metales en pequeñas proporciones. Son elaborados con aleaciones de cinco, siete y hasta nueve metales, siguiendo la tradición alquímica de los siete planetas: oro, plata, mercurio, cobre, hierro, estaño y plomo.
La realidad es que desde hace siglos, los lamas y los magos del Tíbet fabrican y utilizan unos cuencos metálicos especiales para inducir estados mentales de profundo bienestar, relajación y meditación, así como para tratar determinadas dolencias de cuerpo y mente.
Origen incierto…
Según uno de los consejeros del actual Dalai Lama, los cuencos tibetanos fueron encontrados y son de la primera historia del Tíbet. Según algunos viejos Lamas que los han estudiado, los usaba una secta muy primitiva y próxima al BON que rendía culto al fuego. El testimonio de otro Lama era algo diferente, según él, los cuencos llegaron al Tíbet procedentes de la India, donde los usaban para comer y pedir limosna.
En los años ochenta y noventa, se expandieron por muchos más países, entre ellos España. Hoy en día es un instrumento que se emplea para numerosos fines, como terapias, meditación, masajes y música, pero los efectos y peculiaridades se siguen investigando en múltiples disciplinas.
En sí, estos sagrados cuentos, siempre han sido un tema tabú además de secreto. A lo largo de la historia antigua, cuando se le preguntaba a un monje budista el porqué de la utilización de los mismos, evadían la pregunta señalando que solo servían para comer. En todos los templos budistas, siembre hubo cuencos tibetanos y prácticamente no hay nada escrito sobre ellos en comparación con otros instrumentos. Estaban muy interesados en mantener en secreto las amplias propiedades benéficas que obtenían con ellos.
Ecos terapéuticos…
A pesar de lo dicho lo que importa es la impresión que produce el sonido del cuenco tibetano en quien lo oye. El cuenco es básicamente una campana y acústicamente se comporta como tal.
Para conseguir los efectos, la persona golpea el cuenco y frota con una baqueta de madera parecida al clásico almirez del mortero. Manejados con maestría y según unos ritos antiquísimos, los cuencos producen una gama de sonidos armónicos que inundan la habitación durante tiempo. Estos sonidos, varían en función de cómo se maneje el palo de madera y de la forma del recipiente.
Es por esto que desde hace algunas décadas, los cuencos, así como las llamadas campanas tibetanas, se usan en medicina alternativa para reducir el estrés, equilibrar los chakras, aumentar la energía corporal, alcanzar una sensación de bienestar físico y mental, y combatir ciertas enfermedades.
Masaje sonoro
El que va a recibirlo se sitúa acostado en el centro de un grupo de cuencos, ordenados según el objetivo buscando relajación, energetización y armonización. Luego son tañidos con el ritmo, la cadencia y la intensidad apropiada, apoyándose en la entonación vocal. La vibración se trasmite, por resonancia al cuerpo y la mente. El resultado es similar al de un masaje realizado con las manos, siendo sus efectos, en este caso, más psíquicos que corporales.
A su vez, los Cuencos Tibetanos son un instrumento mágico para la meditación. En este sentido se ha podido conocer que efectivamente aclaran y limpian la mente de pensamientos residuales, acrecientan la atención y nos vuelven más sensibles y perceptivos.
