Una anarquía total reina en los espacios externos de la Emergencia del Hospital Central Universitario Dr. Antonio María Pineda, la cual rebasó el límite de los llamados permanentes de atención que hacen quienes velan para que en esta institución pública de salud se mantenga el orden.
No se tiene contabilizado cuántas vidas se han ido por un minuto que se retrasa una ambulancia para bajar a un paciente, mientras espera que un tumulto de gente aglomerada frente a la Emergencia permita que este vehículo llegue a este servicio.
Deben utilizar la sala
José Antonio Ríos, coordinador de la Sala de Espera Divina Pastora, hizo un llamado responsable a esos familiares de pacientes para que desocupen los alrededores de la Emergencia del hospital y utilicen la referida sala, construida justamente para la comodidad de todos. La misma cuenta con sillas, cien butacas reclinables para el descanso nocturno y cuatro salas para la estadía diurna, baños, sistema de seguridad para monitoreo con cámaras las 24 horas, personal de seguridad, áreas verdes y ambientes limpios.
Además, un centro de comunicaciones, un centro de copiado, cafetín, farmacia y un equipo humano dispuesto a atender a la ciudadanía.
Deploró lo renuente de las personas en querer visitar este lugar.
Expuso que mediante un sistema integrado, a cargo de una trabajadora social, se transmite desde la Emergencia al familiar en la Sala de Espera Divina Pastora, el mensaje de los médicos relacionados con el paciente.
Reclaman atención
Un grupo de familiares aprovechó la presencia de EL IMPULSO en el hospital, y reclamó atención para un paciente diabético que lleva recluido desde el martes en la sala de Emergencia con una pierna que requiere amputación, y hasta ayer viernes aún no tenían respuesta sobre la intervención.
Dijeron sentirse burlados porque al paciente lo tuvieron en ayunas jueves y viernes para operarlo y no lo hicieron, por lo que temen se descompense y fallezca.
Apelan a la humanidad de la Dra. María Teresa Pérez.