Venezuela es un país sin seguridad agroalimentaria

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Con las disertaciones de Rodrigo Agudo, coordinador del área agroalimentaria de la MUD, y Juvenal Arveláez, presidente ejecutivo de la Cámara Venezolana de la Industria de Alimentos (Cavidea), se celebró ayer el segundo día del Programa de Agronegocios del Instituto de Estudios Superiores (IESA), que se efectuó en marzo en Caracas y por primera vez se traslada al interior del país.

Al consultar sobre la necesidad de este tipo de capacitaciones Carlos Machado Allison, investigador en Políticas Públicas y coordinador del programa, señaló que “mientras más intensa es la crisis, más importante es el conocimiento”, esto a fin de describir el escenario venezolano, donde a su juicio se debe sobrevivir en medio de un entorno adverso, en el cual ni siquiera se cuenta con estadísticas referenciales, aportadas por el Estado, a fin de planificar el porvenir de la economía.

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“En este momento Venezuela es un país sin seguridad agroalimentaria”, refirió Machado, quien explicó que la competencia desleal del Estado, tiene un impacto negativo en la producción de alimentos en Venezuela, lo cual a su vez explica la escasez e inflación.

Importación de carne

“El Gobierno, lejos de garantizar los derechos de propiedad ha intervenido fincas”, lo cual también ha afectado el sector cárnico que en el presente año ha registrado una merma del 53%, nicho atendido a través de la importación.

Precisó que Venezuela importaba $ 1.800 millones al año en productos alimenticios, lo cual representaba $75 por ciudadano, promedio mundial. Actualmente importa $10.000 millones en alimentos, de los cuales se destinan $2.500 millones en carne (animales en pie y carne despotada congelada). Esto se traduce en una importación por personas de $75 sólo en productos cárnicos.

Agregó que la burocratización de los procesos y la baja producción de cereales en Venezuela, además de dependencia de la importación en la fabricación de alimentos balanceados para animales, también afecta la producción de carne bovina, pollo y cerdo.

Para Machado se requiere de mayor producción para mejorar la situación alimentaria en el país.

El error del subsidio

Rodrigo Agudo recordó que un país con una economía estable, que se mueva en función de sus propias variables y realidades no requiere de subsidio por parte del Gobierno nacional.

Tal explicación fue desarrollada con motivo del subsidio en providencia, en el cual se fijó el precio del litro de leche pasteurizada en Bs 18. El Gobierno subvencionaría Bs. 14 para reponer los costos de producción fijados en Bs. 32.

Comparó este subsidio con el de la gasolina, cuyo costo no es reflejo de la realidad. Se preguntó si acaso el Gobierno continuará incrementando el auxilio, en función de los costos que se generen en la calle. “El subsidio disfraza la evolución de una economía distorsionada”.

En tal sentido, indicó que la economía venezolana, con los años, se ha deformado, lo cual hace que los controles de precios represen la realidad de un país, “ que en términos generales significa correr la arruga, porque tarde o temprano se tendrá que sincerar la economía y esto tendría un impacto directo sobre el consumidor”.

Expresó no estar en contra de los subsidios, en la medida en que estos sean mecanismos temporales de políticas públicas que permitan atenuar o minimizar el impacto real de un ajuste económico. Apuntó que el drama actual se genera por aplicar subsidios sin ajuste económico alguno.

Lo complejo del sector lechero

“El sector lechero es aún más complejo que el enfoque que le da el Gobierno”, señaló Agudo, quien refirió que con la emisión del subsidio único para la leche pasteurizada, se afectan otros productos como leche de larga duración, en polvo y quesos, que también tienen como materia prima la leche cruda.

Precisó que el Gobierno nacional sólo da subsidio a un segmento del sector y por tanto ha propiciado que desaparezcan la leche pasteurizada y los quesos nacionales, sustituidos por leche de larga duración y quesos importados, lo que ha generado que crezca el consumo de quesos sin vigilancia sanitaria.

Recordó que la leche pasteurizada desapareció del mercado siete años atrás, con la política de controles de precios, que fue superado por la realidad, lo que ocasionó que los costos fuesen superiores al valor del control.

Ante la pérdida los productores dejaron de trabajar con la leche pasteurizada, utilizando la leche cruda en la fabricación informal o artesanal de quesos, que no cuentan con control sanitario ni regulación en los costos. El control sobre unos y no en otros ha regenerado su desaparición en el mercado.

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