“Hay un fenómeno creciente en el mercado de Venezuela. Se trata del aumento del trabajo precario, es decir personas empleadas, pero con jornadas muy limitadas de tiempo, ingresos por debajo del salario mínimo y sin seguridad social o ningún tipo de protección laboral”, advierte el sociólogo Nelson Fréitez.
Estudios de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) apuntan que 35% de las población que ejerce actividades económicas está bajo condiciones de trabajo precarias.
El miembro del Centro Gumilla indica que pese a no figurar en las tasas de desocupación, este tipo de empleados carece de estabilidad laboral, por lo tanto la fuerza de trabajo en el país está subregistrada, sostiene.
“El trabajo precario constituye todas esas formas de “rebusque” que uno percibe en la ciudad; como paqueteros en los mercados, quienes cuidan el carro o hacen servicios eventuales de jardinería, por ejemplo”.
El también docente señala que los estudios de la UCAB definen esas labores como modalidades de sobrevivencia.
“Personas que no consiguen una ocupación estable o no tienen un oficio practican esas formas de trabajo que no tienen continuidad”, reitera.
¿A qué se debe el incremento del trabajo precario?, el sociólogo asevera que es consecuencia de la recesión económica sumado a la espiral inflacionaria.
“Es un “coctel” sumamente explosivo para la ocupación de las personas porque lo que se puede vaticinar es el crecimiento del desempleo. No tenemos un aparato productivo que genere empleo ni bienestar”, advierte el docente que tampoco descarta el aumento de los índices de pobreza, de por sí elevados.
Bachaqueo es producto de la crisis
Visto como una modalidad de subocupación, el trabajo precario no cuenta como un empleo formal por carecer de ingresos fijos.
Con la llegada de la escasez, otra forma de trabajo precario salió a flote: el bachaqueo.
Esa ocupación al margen de la ley continúa en ascenso.
“El bachaqueo está asociado a la pobreza porque las personas no tienen ingresos dignos y con riesgo de no cubrir la canasta de alimentos, una eventualidad de salud. La manera de percibir los ingresos es ocasional y esporádica”.
Aunque aparentemente es un negocio “lucrativo”, el profesor comenta que se trata de un trabajo arriesgado e inseguro.
“Es una práctica inestable, sin seguridad y con amenazas de represión”, asegura.