Al ya elevado índice de inflación que registra la economía venezolana, se añade una coyuntura que tradicionalmente acelera los índices en los últimos meses del año.
Los especialistas lo llaman variación estacional, y consiste en el proceso de aceleración que sufre la inflación durante los dos últimos meses del año, cuando se pagan las utilidades a los trabajadores de las empresas, incrementa el consumo producto de los compromisos que deben responder las familias y, en el presente, con la falta de productos en los anaqueles de los comercio, que incentiva a más consumidores perseguir una mermada demanda.
En este sentido, Johnny Zafra, economista y analista bursátil, explicó que esta coyuntura momentánea que se registra durante cada fin del año, además de la realidad económica nacional, supone un cierre del 2014 con una inflación que rondará alrededor de 65 ó 70%, para los productos no alimenticios, y de 70 a 75% para los que se destinan al consumo de la población.
«Ocurrirá una pequeña aceleración en la inflación durante los próximos meses debido a los picos estacionales que estimulan los índices», explicó Zafra, sin embargo, una vez superado el mes de diciembre, estos índices «desaceleran, pero no quiere decir que la inflación no seguirá su ascenso», aclaró. Para el especialista, la población sentirá un aumento en bienes y servicios tales como el transporte, la ropa, la comida y, sobre todo, en los productos propios de la época decembrina.
De igual forma, además de la inflación, el país tendrá un decrecimiento en los niveles de Producto Interno Bruto en 2 a 2,5%, como ya lo estimó el Fondo Monetario Internacional, como única nación de la región con un retroceso en su crecimiento. Para Zafra, este retroceso se equipara al sufrido en el 2007 y en el 2002-2003, debido a la caída en los precios del petróleo debido a coyunturas diferentes. En el presente, la constante caída durante los últimos meses, además de la estimación en el futuro cercano, provoca dicho decrecimiento.
En este sentido, el economista insistió en la necesidad que debería tener el Gobierno nacional de tomar las medidas que permitan corregir las distorsiones macroeconómicas que mantienen dicha situación. Recordó que durante el año pasado, cuando se exigían las medidas, el país cerró con una inflación por encima del 56%. Con la continua postergación de dichas medidas, el índice se ha incrementado hasta un posible 70%, «si para el año que viene no se toman, la inflación se situará como mínimo en 70%». “Este incremento de la inflación se debe a una tendencia inercial que se mantiene hasta que no se hagan las correcciones y empeora con su posposición. En todo caso, además de las distorsiones, si se suma una posible disminución en el precio del petróleo que está por debajo de los 70 dólares por barril, dicho índice de inflación podría ubicarse en tres dígitos, es decir, 100% o más”. Explicó que el precio del barril del petróleo venezolano está por debajo del promedio que se saca tomando en cuenta el precio del petróleo Brent y el West Texas (los más livianos), por ende, la caída del crudo criollo podría ser más acentuado. «En el pasado no se tomaron las precauciones para este hecho y tampoco ahora».
Como lo ha indicado con anterioridad, para Zafra, el Gobierno venezolano debe tomar medidas económicas que permitan sobrellevar y, con el paso del tiempo, salir de la crisis económica.
Para el especialista, el aumento de la gasolina sería una medida «pragmática y ortodoxa de cuadrar el déficit fiscal». Sin embargo, un aumento en el derivado del crudo sería solo el comienzo de una serie de medidas que, también, ha contemplado el aumento en las tarifas de los servicios públicos como la electricidad, el agua, entre otros.
En este sentido, encuadran medidas como el aumento de la base tributaria, de los impuestos y la eliminación del control cambiario. De igual forma, se requiere la reactivación del Fondo de Estabilización Macroeconómica, cuya función consistiría en brindar un colchón de dólares cuando los ingresos por concepto de la venta del petróleo no son suficientes para costear la importación. Por último, se recoge como recomendación la liberación de las tasas de intereses para los bancos para que los mismos estén por encima de la inflación, incentivando de esta forma el ahorro y, así, recoger parte de la masa monetaria que se encuentra en circulación.