Por la puerta del sol – Guerras que la revolución no gana

Venezuela es un país que no merece se le haya colocado en la línea de desamparo, injusticia, miseria, despotismo y humillación que por quince años ha sido el pan amargo de cada día. El país confió en quienes lo han llevado al caos moral, económico, político, cultural…, del que solo podrá salir cambiando el sistema perverso que gobierna.
El pueblo ha sido burlado y vejado de múltiples maneras; lo han condenado a un triste peregrinar buscando algo para subsistir que nunca encuentra en carnicerías, mercados, farmacias etc. , todo esto debido a la falta de preparación, de prevención, engaños, grandes y garrafales errores .
Los favorecidos por la impunidad invaden edificios para convertirlos en guarida de malandros. En este momento la delincuencia vive su mayor felicidad ante la falta de autoridad de magistrados que trabajen, hagan respetar y cumplir las leyes; el pueblo no tiene su seguridad garantizada en nada. La violencia sembrada, permitida y ejercida suma más muertos en la calle que los que suma una mortal guerra; la falta de comida y elementos necesarios para la salud viven su peor calvario en la historia; conseguir un remedio es imposible. Los míseros sueldos humillan, la inflación descontrolada deprecia a pasos agigantados cualquier Bolívar que se reciba, cosa que crea mucha incertidumbre y aprovechamiento de los codiciosos ante la falta de control, quienes de la más sucia manera multiplican los precios a su antojo.
Estamos en un momento en el que parece que el ministerio de la salud no trabaja y los otros tampoco. La razón radica en que la mayoría de los nombrados no están capacitados para el cargo asignado. El ministro de la salud debe ser alguien inteligente, honesto, que programe, planifique y exija cumplimiento y presupuesto para que la salud de todos se mantenga. Los ministros no están pendientes de las necesidades del pueblo sino de darse la gran vida y de lo que Cuba pida y decida. No hay criterio propio, menos responsabilidad para manejar la salud, ni un programa para mantener el abastecimiento permanentemente.
A los ministros no se les hace ningún seguimiento ni se controlan los robos en las aduanas, en los hospitales, ambulatorios, la corruptela campea, tampoco se hace inventario de insumos ni material. La corrupción es la única que opera al máximo.
¿Qué pasaría si colapsan los hospitales, ambulatorios y clínicas? Habrá un caos peor que el que nos envuelve. ¿Si la salud se paraliza qué va a decir y a hacer el mandante? Si no permiten el acceso a los dólares, si los particulares no pueden importar, si los laboratorios cierran, si las epidemias que ya llegaron se van posesionando del país y no se pueden controlar, ¿el pueblo sabrá qué hacer? y si no lo sabe está muerto. El país exige ser atendido en todas sus necesidades, está cansado de peregrinar por lo que necesita y solo encuentra respuestas de ¡NO HAY!
Ahora nuestra gran potencia está combatiendo la guerra bacteriológica con granadas de Acetaminofén, que no se consiguen en ninguna farmacia, está preparándose para la gran guerra de los extraterrestres, pero no tembléis, para esto está comprando otro nuevo satélite que como el otro de nada servirá y… los chinitos riéndose a carcajadas porque encontraron un tonto que comprará su basura chatarra a muy buen precio.
Presidente: A usted le obliga sacar el país del caos en que lo ha metido. Usted es responsable de todo lo que pase en adelante. El país seguirá protestando así usted utilice para acallarlo toda la fuerza militar.
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