En estos últimos tiempos no he estado muy activo en lo que se refiere a viajar por esta bella geografía nacional en la que he vivido desde hace unos cuantos años, vida que me trae recuerdos como son: las carreteras de tierra, las pensiones y hotelitos, pero sobre todo aquellos parajes donde con mucha o pocas ganas de comer me paraba a intercambiar saludos con dueños y administradores para deleitar ese café o refresco amablemente.
Conscientes estábamos todos que era una Venezuela de pueblos y caseríos que por obligación teníamos que dedicarnos al trabajo productivo para llevar el sustento a la familia y a la vez hacer crecer a la Venezuela, que queríamos ver y que queremos todavía hacer, para que las generaciones futuras tengan el bienestar que hoy muchos países cercanos y lejanos tienen.
Ese país pateado por las mulas de los fumigadores de la malariologia para erradicar el paludismo, el mal de Chagas, para hacer que los niños fueran vacunados contra la poliomielitis, tuberculosis, la lepra, fiebre amarilla y muchas otras enfermedades que tenían su caldo de cultivo en esa Venezuela rural.
El desarrollo de la industria petrolera bendecida por Dios, permitió que gobernantes y gobernados tuviesen acceso a medios de comunicación que permitieron y permiten que esa población se informara de los avances de otras naciones, que precisamente no contaban con ese recurso petrolero y observamos el desarrollo de una literatura jurídica de países avanzados de acuerdo a los lineamientos de una organización que se llamo y se llama Naciones Unidas, la copiamos, la desarrollamos intelectualmente, la superamos en contenidos, tal vez antes de nacer ya tenemos conocimiento de derechos y se nos ha remachado hasta la saciedad que somos un país rico, con petróleo, hierro, aluminio, agua dulce y salada, con llanos y montañas, pero en muy poca forma nos han dicho por esos medios de comunicación y otras formas de transmitir conocimientos que es nuestro deber trabajar como antes se hacia sin el recurso petrolero, la peor cantaleta es aquella de aprender a defender la patria con banderas, redoblantes, marchas, saludos, sables y espolines, para sacar totalmente a los ciudadanos alejado de sus orígenes campesinos, hoy con tristeza veo en todas partes llámese pueblos y ciudades una inmensa mayoría en edad productiva haciendo servicios de moto taxista, vigilantes, comercio informal y otras actividades que si bien acepto que son legales, no van mas allá de garantizar que somos y seguiremos siendo un país en retroceso y como tal sabemos de derecho pero no comemos con derecho, porque el deber es aprender a hacer un trabajo productivo para otros.
Todas estas reflexiones son producto de un paseo realizado recientemente a las costas orientales del Estado Falcón, el edificio hecho para una corporación fue convertido en Instituto Universitario y los pueblos de Tucacas, Chichiriviche, San Juan de los Cayos, paralizados totalmente en su desarrollo y en franco deterioro toda su infraestructura. ¡Por Dios!, me hago la siguiente pregunta: ¿somos un país rico donde nos llevan a vivir de mengua?, para poder ser positivo olvidemos la literatura y los invito a realizar trabajos productivos para los demás e imitar a esos países que no tienen petróleo y que por los medios de comunicación que poseemos los observamos satisfecho de poseer la mayor cantidad de derechos sociales.
….Unidos todos por el éxito y el crecimiento de la familia ganadera (Fedenaga)….
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