Reflexión – Debemos la vida

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Aceptar que le debemos algo a alguna persona que ha sido determinante para nuestro progreso material no es fácil. Y si se refiere a reconocer que le debemos la vida a alguien, peor aún. Sobre todo, si gozamos de privilegios y abundancia que otros no tienen.  El orgullo, la autosuficiencia, la arrogancia y la prepotencia se han enseñoreado del carácter  humano en este mundo de pecado y  es cuesta arriba reconocer lo que otro puede hacer por nosotros. Y esto, es tan real, que la única manera de acabar con la horrenda pecaminosidad que arropa a la humanidad, es que el mismo Dios en la persona del Unigénito Jesucristo muriera en lugar de nosotros.
Si, hubo alguien que lo hizo por voluntad propia. Era la única manera de rescatar la raza humana condenada a sufrir y morir por la eternidad y fue solo por amor. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”Juan.3:16.  “El amor del Padre fue manifestado en la muerte de Cristo. Este hecho vital debe ser reconocido para poder comprender correctamente la expiación. … Como nuestro Paladín, Amigo y Hermano, deliberada y voluntariamente dio su vida por causa de nosotros, porque nos amaba” Comentario Bíblico Adventista.
Cuando el Jet 767 se estrelló contra la torre sur del Centro Mundial del Comercio. En Manhattan New York, en Septiembre de 2001 Stanley Praimmath estaba sentado frente a su escritorio en el octogésimo primer piso hablando por teléfono, cuando de repente, la nariz del enorme aparato copó su aterrada visión. Por lo cual soltó el teléfono y se metió debajo del escritorio. Lo demás fue un estruendo ensordecedor, derrumbamiento de la estructura física y cables chispeando por todas partes. Stanley solo lloraba y sollozaba.
Brian Clark venía del Octogésimo cuarto piso cuando en medio del caos oyó el llanto y los gritos de Stanley que se encontraba atrapado bajo una pared. Brian, pudo llegar hasta donde estaba el hombre atrapado y le dijo “Tienes que atravesar la pared para poder ayudarte” Stanley le decía que no podía. “Tienes que hacer un esfuerzo” repitió. Como pudo, se arrastró lo suficiente y Brian lo sacó.
Cuando salieron del edificio, sin conocerse, se abrazaron con lágrimas en los ojos y Stanley le dijo “Mantengámonos en contacto. Te debo la vida”. Y esa es la esencia del cristiano. Un corazón agradecido de verdad por alguien que hace una cosa como esa no desea separase de él. Quiere tener siempre presente la dádiva dada. Anhela vivir muy cerca del bien recibido, agradecido y feliz. Por eso, cuando captamos plenamente la entrega de Jesús al salvarnos, anhelaremos permanecer siempre junto a él. No queremos permanecer alejado de él ni un instante. “El precio pagado por nuestra redención, el sacrificio infinito que hizo nuestro Padre celestial al entregar a su Hijo para que muriese por nosotros, debe darnos un concepto elevado de lo que podemos ser hechos por Cristo” El Camino a Cristo. Elena de White! Hasta el próximo martes Dios mediante!
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