Como se informó ayer, una estudiante de Psicología de la Universidad Yacambú, de nombre Alana Carrasco, de 18 años, atropelló a quien fue identificado por sus amigos y familiares como Pedro Luis Sandoval, de 25 años de edad, y quien hace menos de un año habría egresado de la misma casa de estudio como comunicador social.
La mañana del lunes, Sandoval habría salido temprano de su casa, ubicada en Cabudare Centro, con la intención de iniciar su primer día de ejercicios y trote en el Complejo Deportivo Negrura Show, en el distribuidor Valle Hondo de la misma ciudad. Al regresar, a eso de las 6:30 de la mañana, y justo cuando se disponía a atravesar la intercomunal Barquisimeto-Cabudare, a la altura de un reconocido hotel de la zona, fue arrollado por un vehículo marca Ford, modelo Fiesta, color plateado, al mando de Carrasco, quien, a consecuencia del impacto, desplazó el cuerpo de la víctima varios metros del lugar del siniestro.
Sandoval, que hasta el viernes pasado había trabajado para una compañía telefónica móvil, quedó tendido en el pavimento y perdió la vida de forma instantánea. Funcionarios de Tránsito Terrestre acudieron a la zona y levantaron el siniestro. El cuerpo de la víctima fue trasladado hasta la morgue del Hospital Central Antonio María Pineda, donde permaneció sin identificar hasta la mañana de ayer, cuando amigos que laboran como médicos en el centro asistencial lograron reconocerlo tras la angustia que se había generado al no saber nada de él durante un día entero.
Poco a poco, amigos de estudio, conocidos, compañeros de trabajo y de los diferentes grupos sociales a los cuales pertenecía, acudieron al Centro de Anatomía del Hospital Central. Minutos después, la madre y su hermana también arribaron al lugar y, desconsoladas, sufrían el dolor que les provocó la pérdida del menor de dos hermanos y único varón de la familia.
Personas que dijeron conocer a Sandoval, lo recordaban como alguien que le gustaba hacer el bien, que recién había terminado sus estudios y como profesional, ejercía su profesión hasta que decidió independizarse y renunciar a su actual trabajo.
Quienes lo conocieron, explicaron que entre sus proyectos futuros estaba el formar una empresa de manejo de redes sociales, proyecto que quedó frustrado por lo sucedido la trágica mañana del lunes.
«Quería ser un santo»
A Pedro Luis le gustaba hacer el bien y su aspiración era «la de ser un santo».
Esas palabras las escribió en un pequeño cartel con el cual se fotografió en un reconocido centro comercial y luego la colgó en las redes sociales.
Sus amigos pertenecientes al grupo religioso Proyecto de Amor, indicaron que el joven era misionero y, al momento de reconocer su cuerpo, lo hicieron por una cruz que tenía colgada en su cuello y daba fe de su vocación cristiana.
