La lesión de Heiber Díaz Tovar le abrió un hueco en la alineación abridora a José Romo y el espigado atacante -más de 1.90 de estatura- saca máximo provecho a las oportunidad. Quizá su registro de goles no sea resonante, pero el trabajo que realiza en función de limpiar el camino para sus compañeros es bien valorado por el cuerpo técnico.
Por ejemplo, en la victoria frente a Mineros, antes del resbalón en Aragua, fue fundamental, con su trabajo de pivoteo, abrir balones a las bandas, peinar las pelotas, arrastrar marca, y generar desgaste en la defensa rival. Romo indica que, si bien la tarea principal de un atacante es marcar goles, disfruta de este otro rol, que, a fin de cuentas, es beneficioso para su equipo.
“Lo importante es el grupo, el profe me ha pedido que haga mi trabajo, que a la hora de que me quede una pelota, que la meta, pero si el chance lo tiene otro compañero en el pivote lo importante es eso, que el equipo esté bien, que se marquen los goles y se consigan los triunfos”, señaló el joven atacante de 21 años, nativo de Turén y hermano del también futbolista profesional Rafael Romo, cancerbero de Mineros de Guayana.Incluso, expone su físico para generar situaciones favorables a su equipo, que trata de hacer de la pelota quieta una de sus armas de ataque, cuando en balón dominado está trabado.
Está mentalizado para el duelo del domingo, nada menos que contra el Caracas y lo asume con optimismo. “Es un equipo fuerte, que siempre está jugando copas internacionales, pero sabemos que tenemos como contrarrestarlos, como hacerles un buen partido y llevarnos la victoria”, lanzó.
