El patrullaje inteligente implantado por el gobierno venezolano, ha dejado desprotegidas a las
comunidades rurales.
Como si no bastara con las precarias condiciones de vida, ahora los venezolanos que habitan en las zonas más deprimidas del país, se han convertido en presas fáciles del hampa.
La distribución de funcionarios en cuadrantes de seguridad no resulta efectiva en los sectores alejados de las principales ciudades.
Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas, más de 730 mil familias en Venezuela viven en pobreza extrema, por lo que resulta difícil imaginarse cuál es el botín que esperan conseguir los antisociales con este nuevo modus operandi.