REFLEXION – El retrato

-

- Publicidad -

No en vano se dice que los cristianos debemos estar permanentemente mirando hacia la cruz del calvario. Por cuanto allí es donde está retratado el costo de nuestra Salvación, esto,  para que pueda haber una verdadera conversión en nuestras vidas. Es de esa manera, mirando constantemente hacia allá, como tal vez el Espíritu Santo  pueda lograr en nosotros, un cambio de actitud. Es decir, que podamos abandonar la maldición de creer que somos más importantes que los demás. Que somos demasiado buenos. Y que Dios tiene un compromiso con nosotros y merecemos ser salvos.
Se cuenta la historia de una joven escocesa, que un día abandonó la casa paterna y se dedicó a una vida de prostitución, alcohol y drogas, en la ciudad de Glasgow, la mayor ciudad de Escocia. Su madre nunca dejó de buscarla. Nunca se cansó de caminar y preguntar por ella. Hasta que tomó una fotografía suya y la colocó en la habitación de los prostíbulos que conseguía. En todos y cada uno de los lugares y habitaciones que frecuentaban estas mujeres perdidas, colgó su fotografía. Muchas echaban una ojeada a la imagen con desdén e indiferencia.
Sucedió entonces, que una de estas mujeres, no pudo evitar y se quedó mirando con detenimiento aquel retrato. Era el rostro de su madre. El mismo  que había visto inclinarse cuando la llevaba a su cama cuando era niña. Que la besaba y la dormía con historias de amor y bondadosas palabras. Aquella, que juntaba sus manitos y la hacía recitar una oración al Dios Todopoderoso. Recordó aquel rostro lleno de lágrimas y de dolor por su partida que le decía “Ven hija, regresa a casa, yo te perdono. Aún te amo”.  La pobre joven cayó abrumada por la emoción. Ella era la hija pródiga. Al ver el retrato de su madre su corazón se conmovió y se arrepintió verdaderamente de sus pecados. Por lo cual regresó con su madre.
Hace más de 2000 años, alguien colgó, no su retrato en una cruz, sino su existencia, para que tú y yo hoy tengamos  el perdón de nuestros pecados y podamos ser salvos. Dejó en la cruz ensangrentada del calvario, sus huellas de amor escritas con entrega sublime, para que nosotros la miremos siempre y recordemos la maravillosa promesa de Salvación. “El amor es genuino sólo cuando está en acción. El amor de Dios por los pecadores lo indujo a dar todo lo que tenía por la salvación de ellos. La esencia del amor es sacrificar el yo en favor de otros; el egoísmo es la antítesis del amor. … Es la luz del sol de su amor la que enternece los corazones endurecidos, rescata a los perdidos y convierte a los pecadores en santos” Diccionario bíblico Adventista.
Es probable que alguien que esté leyendo este artículo, en las páginas de opinión del Decano de la Prensa Nacional, EL IMPULSO, por alguna razón  se haya alejado del regazo tierno y amoroso de nuestro Padre Celestial. Ojalá y puedas mirar el retrato de nuestro Dios colgado en la cruz del calvario, en la persona del Unigénito Jesucristo  y sientas, que te dice: “Ven hijo, regresa a casa, yo te perdono. Aún te amo”. ¡Hasta el próximo martes Dios mediante!

[email protected].

- Publicidad -

Pulsa aquí para apoyar la libertad de expresión en Venezuela. Tu donación servirá para fortalecer nuestra plataforma digital desde la redacción del Decano de la Prensa Nacional, y así permitir que sigamos adelante comprometidos con la información veraz, como ha sido nuestra bandera desde 1904.

¡Contamos contigo!

Apóyanos aquí

- Publicidad -

Más leido hoy

- Publicidad -

Debes leer

- Publicidad -
- Publicidad -