Manifestantes por la democracia exigieron que el jefe de gobierno de Hong Kong los reciba y amenazaron con ampliar sus medidas de fuerza, tras su declaración el martes de que China no dará marcha atrás en su decisión de limitar las reformas electorales en el centro financiero de Asia.
El presidente chino Xi Jinping, intransigente ante cualquier amenaza percibida al poder del Partido Comunista, juró en un discurso por el Día Nacional «salvaguardar con firmeza» la prosperidad y estabilidad de Hong Kong. Beijing cree que Hong Kong tendrá «un futuro aún mejor en la gran familia de la patria», añadió.
El gobierno chino ha calificado de ilegales las protestas lideradas por los estudiantes, pero no ha intervenido abiertamente, dejando el manejo de la crisis en manos del gobierno semiautónomo de Hong Kong, pero el comunicado inequívoco del jefe del ejecutivo de la región semiautónoma, Leung Chun-ying, terminó con las esperanzas de que el enfrentamiento entre manifestantes y autoridades, que ya lleva cinco días pudiese resolverse rápidamente a través de negociaciones.
La declaración de Leung provocó una respuesta enérgica de los estudiantes.
«Si Leung Chun-ying no sale a la Plaza Cívica antes de medianoche… creo que inevitablemente más gente saldrá a la calle», dijo Alex Chow, secretario general de la Federación de Estudiantes, organizadora de los boicots a las clases que derivaron en protestas callejeras.
Chow dijo que los estudiantes ponderaban varias opciones para ampliar las protestas, como exhortar a un paro laboral u ocupar un edificio del gobierno.
A pesar de la retórica intransigente de ambas partes, en las calles reinaba un ambiente de fiesta, con poca policía a la vista.
Los dos bandos parecían esperar un fin gradual del enfrentamiento. La policía mantenía su actitud de no reprimir, después que los gases lacrimógenos no consiguieron dispersar a las multitudes que ocupaban las calles en torno a la sede del gobierno.
Las ocupaciones se extendieron al distrito financiero y otras zonas.
Un breve chaparrón refrescó el aire y aparentemente dio ánimos a los manifestantes. Un grupo se puso a corear «jiayou», «continuemos» y agitar sus teléfonos celulares con luces brillantes en la oscuridad.
«No tenemos miedo a la policía, no tenemos miedo a los gases lacrimógenos. No nos iremos hasta que renuncie Leung Chun-ting», dijo el dirigente estudiantil Lester Shum a una multitud cerca de los muelles.
El rechazo de las demandas de los estudiantes no causó sorpresa. La dirigencia comunista mira con suspicacia cualquier gesto conciliador que dé ánimos a disidentes y separatistas en China continental.