Aunque 30 minutos antes de su juego, el mánager interino Tom Lawless había decidido dejarlo en el banco, el segunda base maracayero José Altuve se rehusó a ganar el título de bateo de la Liga Americana sentado en la banca. Fue así como el verdadero “astro rey” de los Astros de Houston, terminó la campaña con el cetro, merced a un promedio de .341, con un día típico suyo: de 4-2 con un doble, una impulsada y mucha actitud.
Su equipo derrotó a los Mets de Nueva York, 8-3, en el Citi Field, en el mismo juego que sirvió al también criollo Bob Abreu para despedirse de las Grandes Ligas tras una gran carrera. En apenas su cuarto año en la gran carpa y con sólo 24 años de edad, Altuve se convirtió en el quinto venezolano que gana una corona de bateo en el mejor béisbol del mundo.
Además de unirse a Andrés Galarraga (1993), Magglio Ordóñez (2007), Carlos González (2010) y Miguel Cabrera (2011, 2012, 2013), mantuvo la racha de cetros de bateo para criollos en el joven circuito por un cuarto año en fila y entre las dos ligas por un quinto año consecutivo, muestra del rol preponderante de los peloteros del país.
Logró además el primer título de bateo en la historia de los Astros de Houston como franquicia en un año en el que batió toda clase de récords, como el criollo con más hits en una campaña (225), líder en bases robadas (56), segundo en dobles (47) y villano en la historia del también venezolano Víctor Martínez, quien terminó segundo en la Liga Americana con .335 al irse de 3-0 en la fecha de cierre.
Su promedio es el tercero más alto en la historia de Houston desde los .368 de Jeff Bagwell en 1994 y el .355 de Moisés Alou en 2000. Entre los venezolanos, su total de bases robadas es tercero detrás de las 66 que estafó Roger Cedeño en 1999 y las 57 de Luis Aparicio en 1964.
Quería jugar
Altuve ratificó en la celebración post-juego que quería jugar y no quedarse en la banca, como se había anunciado en principio. “Creo que (ganar) de esta manera es mucho mejor que sentado en la banca”, afirmó. Antes del juego le había dicho a los periodistas que el equipo había decidido “no ponerlo en el lineup”, manifestó de acuerdo con lo publicado por el diario New York Post.
Su mánager, Tom Lawless, declaró que “como él quería jugar lo pusimos a jugar. Decidimos hacer el cambio y que jugase. Lo que pasó, pasó. Con dos hits, se convirtió en el campeón de bateo. Es un punto muerto hablar ahora de lo que pasó antes”, expresó quien agregó además que “En mi opinión no importa cómo se gane si se gana. Si uno se siente el último día y es campeón bate, es campeón bate. Si juegas y das dos hits como él (Altuve) hizo, bien por él”.
Altuve comenzó el día apenas tres puntos (.340 a .337) por encima de Víctor Martínez en la lucha por el cetro. La situación hizo recordar los títulos de Ted Williams en 1941 y Wade Boggs en 1986, el primero porque pese a haber asegurado terminar con .400 decidió jugar una doble cartelera el último día y se fue de 8-6 para elevar el promedio a .406 y el segundo porque con sólo cinco puntos de ventaja (.357 a .352) sobre Don Mattingly, se quedó en el banco para ganarle.
El mismo muchacho de Maracay que impresionó en Barquisimeto a los scouts Pablo Torrealba y Wolfgang Ramos, que hizo mirar con incredulidad a Omar López y Alfredo Pedrique sus veloces manos con el swing y recibió apenas 15 mil dólares por su firma en 2006, el mismo que luego se dedicó a repartir hits desde la Liga Paralela hasta las Grandes Ligas, a las que llegó en 2011 y se hizo además el caballo de los Navegantes del Magallanes, ahora es el rey del promedio, el hit y las bases robadas.
En el cierre de la campaña regular, otros criollos como Félix Hernández (Marineros de Seattle) y Miguel Cabrera (Tigres de Detroit) obtuvieron lideratos individuales, el primero en efectividad (2.14) y el segundo en dobles (52) en un año en el que también quedó segundo en carreras impulsadas (109), sólo superado por Mike Trout (Angelinos de Los Ángeles) con 111.
