El papa Francisco separó el jueves de su cargo al obispo conservador de una diócesis paraguaya que se enfrentó con sus colegas del episcopado y protegió a un sacerdote acusado de abusos sexuales, una medida cuya severidad pone de relieve la profunda transformación ideológica iniciada por el pontífice.
El Vaticano dijo que Francisco tomó la decisión «onerosa» de destituir a monseñor Rogelio Ricardo Livieres Plano, obispo de Ciudad del Este, en aras de la unidad del episcopado paraguayo.
Livieres, miembro del Opus Dei, fue colocado al frente de la diócesis de Ciudad del Este en 2004 e inmediatamente provocó el disgusto del ala más progresista del episcopado al inaugurar su propio seminario.
También provocó las iras de los defensores de las víctimas de abusos sexuales al acoger y promover a un cura tradicionalista argentino cuyo antiguo superior en Estados Unidos consideraba una «amenaza grave para los jóvenes».
Livieres destituyó al cura Carlos Urrutigoity como su segundo en la diócesis después de que el Vaticano anunció que enviaría a un investigador, pero lo mantuvo en actividad.
Urrutigoity ha rechazado las denuncias en su contra y nunca fue acusado de abuso de menores. Sin embargo, en 2004, la diócesis de Scranton, Pennsylvania, pagó 400.000 dólares como parte de un acuerdo judicial para resolver una demanda contra Urrutigoity, otro sacerdote y la propia diócesis. La demanda acusaba a los dos curas de mala conducta sexual, según ha informado el diario Global Post.
Urrutigoity era miembro del grupo cismático ultraortodoxo Sociedad de San Pío X. En la diócesis de Scranton fundó una sociedad sacerdotal que celebraba la antigua misa latina.
Los partidarios de Urrutigoity dicen que el argentino es víctima de una campaña de calumnias, tanto de quienes inventaron las acusaciones en su contra en Estados Unidos como de los prelados paraguayos. Por su parte, los defensores de las víctimas dicen que Urrutigoity es un depredador sexual y que Livieres merece el castigo por protegerlo.