Wilfredo Muñoz Ereú, de 56 años de edad, murió ayer en horas de la mañana tras sufrir un infarto mientras caminaba por la carrera 34 con calle 24, en el centro de la ciudad.
El señor Muñoz, quien estaba casado y era padre de dos mujeres, una de 23 y otra de 27 años de edad, tenía dos semanas que no conseguía la pastilla que se tomaba para la tensión y para el corazón, según lo mencionado por Vilma Cándida Díaz, de 52 años de edad y quien era esposa del occiso desde hace tres décadas.
Según se conoció, Muñoz habría salido esta mañana desde su casa ubicada en Tierra Negra, al este de la ciudad, con la intención de comprar unos repuestos para su vehículo que estaba siendo reparado. «Le serví el desayuno y se despidió de mí esta mañana, como normalmente lo hacía», dijo Cándida, quien reseñó que la víctima del ataque cardíaco sufría de un mal hereditario del cual han muerto muchos de sus allegados.
Sin embargo, reseñó que con los medicamentos recetados por su médico, su esposo se mantenía bien de salud pero, desde hace unas dos semanas, no conseguía dichos insumos que le regulaban su anomalía.
En el día de ayer, después de comprar los repuestos, caminó unos metros, se sintió mal y se sentó en la acera de la dirección mencionada, donde finalmente moriría de forma natural. Bomberos de Iribarren acudieron de inmediato al lugar y verificaron los signos vitales ausentes en el hombre. Posteriormente, el cuerpo fue llevado hasta la morgue del Hospital Central.
Para finalizar, se conoció que Muñoz era trabajador de la Constructora Ciudad Roca y se desempeñaba como electricista.