Vida parlamentaria

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En memoria de José Luis Zapata, gran parlamentario
El severo déficit republicano de nuestra vida parlamentaria, más que en los aspectos constitucionales y reglamentarios, de suyo deteriorados, se evidencia con características más resaltantes en el ámbito de la práctica parlamentaria.
Acaso el aspecto de más negativo impacto en el proceso deliberante sea el cambio de la Presidencia parlamentaria arbitral a una pugnaz que si no hay problemas los provoca. Hemos visto casos de ausentismo y de beligerancia presidencial, pero el quinquenio próximo a entrar en su tramo final ha sido característico por el manejo impropio de la conducción de la convivencia parlamentaria.
El desempeño del Presidente de la Asamblea a partir de 2012 ha reducido a la insignificancia  el más criticable de los antecedentes. Su inmediato predecesor era cuidadoso de las formas y respetuoso de la convivencia política y parlamentaria y visión  ideológica no sesgó dramáticamente la cotidianidad de la institución, como sí lo ha hecho la áspera rusticidad del actual titular, cuya radical incomprensión de la naturaleza del Parlamento y de su función en él, así como su afán en un posicionamiento en la opinión pública como portavoz de la intransigencia, han empobrecido la vida del Capitolio.
El trámite sumario de los allanamientos de la inmunidad de los diputados Richard Mardo y María Mercedes Aranguren, iniciados por acusación de la Presidencia y anunciados ex-ante por quien debía conducir el proceso con imparcialidad y garantizar su legalidad. Con la Diputada María Corina Machado, ni siquiera se produjo el allanamiento prometido, sino que fue desaforada por medida unilateral inédita de la Presidencia del cuerpo.
Los acontecimientos de abril de 2013 provocados desde la Presidencia por el inconstitucional condicionamiento al derecho de palabra de los diputados, y su consecuencia directa en mayo del mismo año, cuando fueron golpeados diputados de la Unidad en el hemiciclo. La continuada atención al caso venezolano por parte de la Unión Interparlamentaria Mundial y la imposibilidad para que una Sub Comisión de esa organización pueda cumplir con la visita acordada a nuestro país. La destitución de los presidentes y vicepresidentes de comisiones permanentes integrantes del Grupo parlamentario de la Unidad. Todo eso pinta un cuadro roji-negro, demasiado oloroso a fascismo.
Si por la práctica parlamentaria y las costumbres que se han ido imponiendo en la vida de nuestro hemiciclo juzgamos, la vida parlamentaria es una especie en extinción.

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