La escasez de anticonvulsivantes es severa según se pudo constatar en el mercado farmacéutico.
Tal situación obliga a los pacientes que sufren enfermedades neurológicas, a deambular en busca de los medicamentos por las diferentes farmacias de la ciudad y en última instancia tienen que salir del país para adquirirlas.
Cuando el paciente presenta convulsiones es importante medicarlo a tiempo, debido a que estas pueden llegar a lesionar las neuronas.
“Si no se sigue el tratamiento al pie de la letra, el deterioro cerebral irá en aumento hasta llegar a tener un estatus epiléptico”, dijo la neuróloga infantil Morela Méndez de González.
Algunas farmacias en la ciudad presentan deficiencias en las ofertas de medicamentos anticonvulsivantes como Valprón en cualquiera de sus presentaciones Diazepam, Trileptal y Fenobarbital.
“Hace dos meses fue la última vez que nos llegaron anticonvulsivos pero en poca cantidad. Siempre pedimos pero nuestros proveedores nos responden que no tienen divisas”, declaró la regente de una cadena de farmacias quien prefirió quedarse en el anonimato.
A muchas de estas farmacias el inventario no les dura ni un día.
“A nosotros nos llegan diez anticonvulsivos para una demanda de 20 pacientes como mínimo”, admitió un trabajador de una farmacia que no quiso decir su nombre.
La doctora Méndez recomienda que al recibir el tratamiento, el paciente le pregunte al médico cuáles son los diferentes nombres del medicamento o en caso de buscarlo y no encontrarlo, pedir que se lo cambien por otro.
“Sin embargo hay muchos pacientes que aún habiendo hecho esto, no consiguen el medicamento y tienen que ir al exterior a comprarlo.”, comentó Méndez.
También añadió que “cuando se toma esta decisión es necesario que el paciente le pida a su doctor un informe médico, el cual debe contener la medicación que necesita, los miligramos y la dosis por el peso del paciente con su respectivo diagnóstico”.
Por otro lado los récipes para estas medicinas se vencen muy rápido, dándole poco tiempo al paciente para comprarlas.