Barquisimeto 462

Con la ciudad de nosotros, mañana otra vez cumpleañera, tenemos una relación sentimental. La queremos tal como es, pero también la queremos mejor. Mejor es más hermosa y limpia, más pujante y progresista, más culta y próspera. En suma, más humana.
Barquisimeto cumple cuatrocientos sesenta y dos años que es un largo trecho para una ciudad americana. Cumaná, la primogénita del continente, es de 1515 si se cuenta desde su primera población por los franciscanos, y si hablamos de su establecimiento definitivo cuando la fundó como Nueva Córdoba Gonzalo de Ocampo es de 1521. La más antigua de Estados Unidos es San Agustín, en Florida y data de 1565. El segoviano Juan de Villegas, que venía ya de fundar Borburata en 1548, de ser Alcalde Mayor de Coro y Gobernador de Venezuela será el fundador. Segovia es castellana y hermosa, famosa por su acueducto romano, su Alcázar, y por sus asadores, Cándido y Duque los más reputados por su cochinillo perfecto, crujiente afuera y tierno y jugoso adentro.
Así que está grande, como dicen los jóvenes a quienes cuentan edad como se venden víveres en Mercabar, al por mayor. Y grande es un buen adjetivo, porque Barquisimeto no solo es añosa. También es grande por su crecimiento, grande por su diversidad y complejidad que son riqueza urbana, y grande por lo que significa para los que aquí hemos nacido y para quienes aquí han vivido y viven, disfrutando y aumentando su riqueza principal, aquella que llamó su “hospitalidad creadora” aquel periodista grande llamado Eligio Macías Mujica, uno de los que hicieron esta casa periodística que es El Impulso, casa grande y querida, siempre abierta a lo bueno, páginas que han acompañado, contado y retratado la cuarta parte de la vida de la ciudad. Nacido en Carora y criado aquí, el diario salió por unos años también en Caracas. Pero es con la ciudad una sola y misma cosa, aún cuando tengamos otros buenos periódicos, uno no se imagina a EL IMPULSO sin Barquisimeto, ni a Barquisimeto sin El Impulso.
A mi ciudad cumpleañera la gobierna ahora Alfredo Ramos, derecho y deber que ganó voto a voto, porque la mayoría cifró esperanzas en su cercanía y en sus ideas, y porque estaba cansada de quien la recibió prometedora de las buenas manos de Henri Falcón, ni siquiera se esperó a entregarla y la dejó muy maltratada. Tengo confianza en Alfredo y deseo que cumpla y lo haga muy bien, que falta le hace a la ciudad y a los barquisimetanos.
Al solar de nuestra infancia, al predio de nuestros primeros amores, a la esquina de nuestras amistades más duraderas, a esta ciudad querida que inevitablemente sentimos con nostalgia invencible e ilusión renovada, ¡feliz cumpleaños señora!