La educación que nadie se merece (fotos)

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El desarrollo intelectual de una Nación influye directamente en la evolución y progreso de las sociedades. La educación genera cultura, valores, sensibilidad, respeto a sus semejantes, fortalece el Estado de Derecho, fomenta la democracia y aleja las desigualdades económicas y sociales.

Sin embargo, dichas virtudes no se logran concretar si el sistema educativo presenta fallas desde su infraestructura, precisamente donde se delata la desatención gubernamental en un indispensable sistema.

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A pocos días del inicio de clases, el equipo reporteril de EL IMPULSO, recorrió diversos planteles escolares a fin de conocer sus condiciones de cara al venidero año escolar 2014 – 2015.

En un rancho de zinc de tres piezas, donde se dividen cinco salones de clase, sin baños ni servicios básicos, es el lugar donde reciben clases cerca de 200 infantes de la comunidad Morrocoy del sector El Tostao, al oeste del municipio Iribarren. El panorama de la Unidad Educativa Nacional José Guillermo Rivero sorprende de indignación a quien camine por sus alrededores, pues en esa estructura destartalada depende parte del futuro del país.

El improvisado lugar es vulnerable ante los efectos climatológicos, una precipitación de moderada intensidad es causa de una suspensión temporal de clases; así como también las elevadas temperaturas zona, que en conjunto con el zinc producen malestares en los niños por la exposición prolongada al calor.

Pisos de tierra, pupitres remendados, columnas de madera, el triste rostro de la educación que no se merece el país, esa que tanto necesita para fomentar ciudadanos dignos y preparados para servir a la patria.

Yusmeibys Romero, madre procesadora de la escuela, relató las dificultades presentes en la institución que cuenta con ocho años de funciones, seis de ellos en una capilla del sector y los últimos dos en el citado rancho donado por un vecino.

“Nuestra situación es muy triste, pues también hemos sabido que nuestro barrio es considerado el segundo asentamiento con mayor índice de pobreza extrema en el estado. Aquí, a duras penas garantizamos el desarrollo de los niños, quienes deben depender de los vecinos para poder ir al baño porque no tenemos, también deben tomar agua de los tanques porque tampoco contamos suministro del vital líquido”.

A pocas cuadras, se construye desde el 2012 un edificio que sustituirá la actual estructura y albergará el nivel de educación media general. La empresa estatal Pdvsa es la financiadora del proyecto que estimaba finalizar para julio del corriente año; sin embargo, la obra marcha con lentitud, apenas tres obreros laboran con grandes esfuerzos, pues también padecen las consecuencias de la escasez de material.

La comunidad exige su derecho a contar con una gota del aquilatado oro negro, al igual que la obligación constitucional del Estado de garantizar una educación de calidad, en igualdad de condiciones y oportunidades.

Infraestructura perjudicial

La Escuela Regional Juan Landaeta, ubicada en el sector Los Horcones, al oeste de la ciudad, cuenta con parte de estructura con techo de asbesto, considerado como un agente cancerígeno por la Organización Mundial de Salud, pues sus partículas no se evaporan con el aire o con agua y permanecen por lapsos prolongados en el interior de un recinto. La realidad de este plantel es vivida también por algunos planteles estadales y nacionales de la región.

En lugar donde se encuentra la cubierta perjudicial, es utilizado como biblioteca y salón de música, por lo cual los niños diariamente realizan actividades en estos espacios. Cuando el componente genera síntomas gripales, los docentes optan por suspender actividades en ese espacio.

Asimismo, cuentan con problemas en su sistema de canalización, cuyos drenajes resultan afectados por las precipitaciones, a tal punto de inundar varios salones. Tampoco tienen agua potable debido a que no tienen filtros, los infantes calman la sed directamente desde tubería. También, cuentan con problemas de zancudos a causa del Dren X adyacente al plantel.

“Hace 43 años estudié en esta escuela, y hoy en día tiene la misma estructura de esos años, no hemos cambiado, no hemos crecido. Desde hace cuatro años no recibimos ayuda, las últimas obras que hemos ejecutado se han realizado con esfuerzo de los padres”, declaró la subdirectora Marlys Giménez.

Esperan por una gota de amor

En el liceo Aura Linares, ubicado en la urbanización La Caldera, esperan pacientemente que el ministerio de Educación les beneficie con el programa “Una Gota de Amor por mi Escuela”. En su infraestructura se aprecian problemas de filtraciones y su fachada está manchada por el constante paso del agua, a su vez vecinos relataron que tienen problemas con las baterías de baños, los cuales están profundamente deteriorados; también tiene escasez de mesas – sillas, un cerro de pupitres aguardan por ser reparados al fondo del patio del plantel.

Directivos, docentes y ciudadanos depositaron sobre estas líneas la esperanza de ser atendidos por los organismos del Estado, que bajo una profunda reflexión deben diseñar estrategias que permitan elevar la calidad educativa del país, pues un ser humano con educación, conocerá sus derechos y respetará el de sus semejantes.

 

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