¿Defensa o agresividad?

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Desde pequeños, asumimos una conducta de defensa cuando alguien nos molesta o cuando no obtenemos lo que deseamos, bien sea algo tan simple como ir al parque o comer un dulce. Pero ¿Qué tan común son estas actitudes en los pequeños de la casa cuando estamos en el colegio o con amiguitos? Conozca un poco qué hacer cuando su hijo está siendo agresivo

No podemos simplemente catalogar a un pequeño como mal educado o grosero, siempre todos en algún momento presentamos conductas agresivas o repulsivas en situaciones de nuestra vida cotidiana, pero cuando se tienen niños pequeños en casa, somos ejemplos a seguir y debemos preocuparnos por demostrar rectitud y buena conducta para criar personas educadas y que aprendan a controlar sus emociones.

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La agresividad en los niños no es más que una expresión impropia de alguna emoción, puede ser de rabia, miedo, tristeza o felicidad, inclusive muchas veces cuando se está lleno de euforia pueden llegar a golpear a otro niño. “En sí es una manifestación inadecuada del exceso de cualquiera de estas emociones básicas”, comenta la Licenciada en Psicología Thailena Durán.

Este tipo de actitudes violentas son comunes o pueden ser esperadas hasta los tres o cuatro años de edad en hembras, mientras que en varones pudiera llegar a ser hasta los seis u ocho años. Si las acciones agresivas continúan con una intensidad fuerte o comienzan a ser no solo físicas, sino psicológicas deben ser tratadas o el niño debe ser reprendido de manera que comprenda que está actuando mal. “La agresividad no solo tiene que ser física, sino también verbal. En varones se observa más el ataque con algún golpe y las niñas tienden a meterse más con la compañerita que es quizá gordita, bajita, saca mejores calificaciones o no baila tan bien como las demás”,  señala Thailena.

 Educar para un buen desarrollo del niño

Se podría decir que este tipo de manifestaciones agresivas en los pequeños son parte normal de su desarrollo como individuos, lo que debe preocupar es que esto comience a incidir en otras áreas de su vida como la interacción con otros compañeros. “Comportamientos como saludar con un empujoncito o intentar quitar a un compañero del columpio pueden ocasionar que el niño no se relacione bien con los demás”, indica la psicóloga.

Es muy posible que los comportamientos de este tipo en los niños estén asociados con características individuales tales como; problemas que hagan que el niño le dificulte auto regularse emocionalmente y por esto reaccione de mala manera al no obtener lo que desea, también puede estar relacionado con trastornos en la infancia o comportamiento perturbador como un déficit de hiperactividad o trastornos de la conducta. “Cuando un pequeño tiene dificultades de aprendizaje y baja tolerancia a la frustración es muy común que reaccione de manera agresiva”, agrega Durán.

Por otro lado el niño puede estar reflejando conductas que ha adquirido de su entorno, copiando modelos agresivos de padres, amigos, video juegos, programas de televisión o demás personas cercanas al pequeño. En estos casos deben analizar el comportamiento del infante y mediar para que comprenda sus acciones y aprenda a controlarse.

Para manejar la agresividad en los pequeños de la casa, se pueden aplicar refuerzos, con la intención de que aumenten una conducta que se espera. El refuerzo positivo es cuando se le da al niño un premio o una recompensa y el negativo (no aplicando algo que sea desagradable para él o ella) es cuando restas algo que es molesto. “Los refuerzos que más se usan son los positivos sociales, que son elogios, palmaditas y abrazos pero es importante no abusar de estos porque en términos de valorar el amor no se relaciona con la conducta”, culmina Thailena.

Es muy importante enseñarle al niño, tanto padres como docentes, que la agresividad no es la manera de solucionar los problemas. Últimamente en los colegios se observa mucho el llamado “bullying” y es de suma importancia que el infante sepa que debe hablar con el compañerito para solucionar las cosas, si esto no es posible buscar la ayuda de un adulto o amigo mediador en la búsqueda de que esta conducta no persista ya que puede ocasionar un adulto o adolescente con personalidad agresiva.

¿Qué hago cuando mi  hijo hace un berrinche?

Las conductas que los padres deben seguir son las siguientes:

-Mantener la calma para generar una empatía con el niño y valorar lo que siente.

-Se debe enseñar al niño, a través del ejemplo y las palabras, como comportarse adecuadamente.

-No responder de forma agresiva ya que solo estará reforzando el berrinche

del niño.

-Entender que para ellos el simple hecho de quitarle un dulce, realmente significa un dolor.

-Corregir al pequeño de manera afirmativa como por ejemplo “no brinques en la cocina, ve a hacerlo al cuarto”, para darle alternativas al niño, corregirlo con verbalizaciones afirmativas e indicarle lo que

debe hacer.

-Enseñarlo a manejar la rabia con alternativas como arrugar un papel, romper un anime o dibujar lo

que siente.

-Retirar la atención y no ceder bajo ninguna circunstancia a lo que el niño pide.

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