Empresas tecnológicas elaboraron planes para eliminar de internet un escalofriante video en el que se muestra la decapitación de un periodista estadounidense a manos de miembros del grupo extremista Estado Islámico y los pusieron en práctica esta semana tras un segundo asesinato, informó el miércoles un conocedor de la industria tecnológica del Valle del Silicio.
El video que mostraba la muerte de James Foley se diseminó a gran velocidad a través de las redes sociales el mes pasado en lo que muchos consideraron un éxito propagandístico de los extremistas.
El directivo de la industria dijo que un video subido el martes al cibersitio You Tube que mostraba otra decapitación, la del periodista estadounidense Steven Sotloff, fue borrado, lo que detuvo la publicación de enlaces que permitieran verlo. Las compañías han enfrentado una creciente presión para que impongan mayor censura en la red y de acuerdo con los términos de servicio de muchas empresas, la publicación de amenazas y actos violentos es motivo de suspensión de la cuenta.
El directivo, que habló a condición de que se mantuviera su anonimato porque la compañía no había autorizado que su nombre se divulgara al hablar con periodistas no especificó si las previsiones se crearon a solicitud del gobierno o de los propios usuarios.
Pero tras la muerte de Foley, «las plataformas estaban mejor preparadas», dijo el directivo, quien agregó que las empresas tecnológicas tratan de eliminar los contenidos del Estado Islámico «plataforma por plataforma».
Cuentas en YouTube, Twitter y otros sitios fueron cerradas en horas siguientes a la difusión del video.
El directivo de otra importante empresa del sector de la tecnología informó que su compañía cerró varias cuentas poco después de que apareciera el video de Sotloff. La persona pidió el anonimato por las mismas razones.
Hasta en Diaspora, una red social descentralizada que no ejerce un control centralizado sobre los contenidos, los milicianos del Estado Islámico a menudo son recibidos con avisos en los que se les hace saber que no son bienvenidos. Pero encontrarán formas más sofisticadas de enviar sus mensajes, dijo Jamie Bartlett, del centro de investigación Demos.