El personal que labora en el Pequeño Cottolengo está desesperado, porque desde hace varios meses tienen dificultades para conseguir medicinas, artículos de higiene personal y alimentos.
El voluntariado aunque hace lo posible por contribuir con donativos, no logra abastecer por completo el centro de ayuda debido a la escasez de productos que hay en las farmacias, supermercados y negocios afines de la ciudad.
Mercedes Arenas, cuidadora integral, manifestó que atraviesan momentos difíciles como consecuencia de la crisis registrada en el país. Los tratamientos psicotrópicos que antes adquirían con los aportes ofrecidos por las empresas o recibían gratuitamente por parte de las droguerías, no los consiguen, razón por la cual, los 120 pacientes que fueron abandonados por sus familias padecen alteraciones nerviosas, del sueño, incluso por falta de las respectivas dosis diarias algunos convulsionan con frecuencia.
«Suministramos las medicinas, pero es complicado hacerlo, nos cuesta encontrarlas, tampoco tenemos dinero para adquirirlas, lo que hacemos es gestionarlas con el Gobierno, instituciones públicas y privadas. A veces tenemos suerte, otras no», enfatizó asombrada la vocera, quien dio a conocer la lista de los fármacos que están en falla, entre ellos destacan: fenobarbital, zyprexa, akineton, aldol y tegretol.
La institución ve con preocupación que muchas de las personas se alteran. Cuando se presentan estos casos son trasladados hasta el Hospital Central Universitario Antonio María Pineda (Hcuamp), para que sean los especialistas quienes controlen las crisis.
La ayuda social disminuyó
Una esperanza para los jóvenes y adultos que abriga el Pequeño Cottolengo sin ningún tipo de distinción, mermó este año, dicha situación genera preocupación entre los trabajadores, quienes a pesar de los problemas presupuestarios siguen apostando por el bienestar, cuidados, cariño y amor incondicional a las personas con diversidad funcional.
Quedarse sin auxilio es el mayor temor de los servidores públicos, por eso esperan que las cosas mejoren en el país, así la sociedad tendrá posibilidades de amparar a los más necesitados, como lo hacían en épocas de abundancia con alimentos perecederos, centros de cama, ropa, calzado, juguetes, pañales, sillas de rueda, andaderas, camillas y colchones. Recordaron que en este hogar viven hombres y mujeres que se quedaron sin asistencia familiar.