Mientras los dedos de Antón Jiménez van recorriendo las cuerdas de la guitarra, ésta a su vez transporta al espectador a un mundo de vivencias y de encuentros, de sueños envueltos en melodías, de palmadas, de aplausos, de versos “cruzaos”, de miradas que se hacen cómplices.
Es la guitarra el instrumento que motiva a esa crónica musical de gestos, sentimientos y pensamientos, que se proyectarán hoy en la pantalla grande como un documental antropológico, pero que además será el guiño perfecto e ineludible para comprender que la música no tiene fronteras.
Andrea Zapata-Girau es la directora de este filme musical, desde Vigo (España) comentó que el rodaje duró tres años, mientras que la producción de la película fue de cuatro años y medio. “Fue una producción muy lenta, pero con el resultado que esperábamos.
Guitarra de palo es un proyecto en conjunto con el músico Antón Jiménez. Yo además de ser cineasta, estudié guitarra en el conservatorio de música y siento que es un instrumento increíble, muy completo con muchos registros y eso es lo que permite que se amolde a otros ritmos que fuimos incorporando a la película, como la afroamericana, el jazz, el blues, y al mismo tiempo la fusión con otros instrumentos”, explica Andrea Zapata-Girau. Es una película en la cual abundan los sonidos, mas no las palabras, la narración se hace a través de la guitarra ejecutada magistralmente por Antón Jiménez. Se unen a este guión musical, el trompetista Jerry González, el flautista Jorge Pardo, el contrabajista Javier Colina, el armonicista Antonio Serrano, el cantaor Rafita Jiménez y Raimundo Amador. La bailaora Lola Greco también se une a la propuesta.
Con mirada de niños
A la película se incorporaron los niños, desde sus miradas y sus voces. “La escena de los niños cantando ni siquiera fue buscada, salió y quisimos incorporarlos porque ellos tienen esa mirada hacia el futuro. Estos pequeños son los perpetuadores del flamenco”, dijo la cineasta. Mientras que la secuencia en la cual se muestra el proceso del lutier Máximo Conde, “también lo hacemos como un reconocimiento a una tradición, ya con don Máximo son cuatro las generaciones que han heredado el oficio de hacer guitarra como una vocación. Es la belleza de ir al principio y ver la construcción de lo que nosotros llamamos la guitarra de palo”.
Para la directora, lo más importante es que el espectador se incorpore a todos esos universos de sonidos. “Guitarra de palo es un viaje musical a través del flamenco”, dice orgullosa Andrea Zapata-Girau. Prensa Festival Internacional de Jazz