¿Desamparados?

Fracasaron el paro petrolero, quemas de cauchos, marchas, huelgas de hambre, llamados de calle, intervención de los estudiantes, entrega de papelitos en organismos nacionales e internacionales, hasta los “gochos” se rindieron, y seguimos fracasando ahora con la fractura de la Mesa de la Unidad luego de la renuncia de Ramón Guillermo Aveledo.
Siempre hay un grito de humor para pasar tragos amargos: “¿Y ahora, quien podrá defendernos?” El “Chapulín”  colorado no, porque Roberto Gómez Bolaños ha muerto. Quedamos a la intemperie. Nos desnudaron en la calle, y con la feroz arremetida del gobierno, nuevos impuestos y alza de gasolina, seguimos cubriendo la ruta desnudos en plena calle con una mano adelante y otra atrás. A la voluntad de Dios, la que apelamos siempre.
Me río y disfruto, burlándome, de quienes siempre ignoraron a los humildes y ahora repentinamente se les despertó la sensibilidad y amor por los pobres. Esos payasos siguen aguijoneándonos desde las altas esferas del gobierno con el cuento de la revolución bonita. Tenemos Patria. Seguimos creyendo en pajaritos preñados.
Como dijera Rómulo Betancourt en un mensaje enviado a Fidel Castro, “cuando Venezuela necesitó libertadores, no los importó, los parió”, atornillando la idea de que necesitamos héroes que resuelvan de manera mágica y poderosa los problemas que tenemos como sociedad y como país, evocando siempre a Simón Bolívar.
La ausencia de líderes carismáticos, con promesas que toquen el corazón del grueso poblacional está permitiendo que emerjan pensamientos y espacios que proponen la reestructuración del país y la verdadera refundación del Estado.
Se suman a diario detenidos en protestas a nivel nacional, y el gobierno lanzándonos trompetillas. Necesitamos cambiar los paradigmas.
Todos queremos escapar de este país en llamas, en ruinas. Y ni Harry Houdini,  un ilusionista y escapista húngaro, si existiera,  podría ayudarnos.
Dice Antonio López Ortega, escritor, editor y promotor cultural venezolano, que “la llegada de Chávez en 1999, que para muchos representaba un esfuerzo para saldar las cuentas de nuestra imperfecta democracia, para otros más conscientes significó la vuelta de todas nuestras pesadillas, precisamente las que siempre habían atentado contra nuestro sueño republicano. Y ese ha sido el pretexto que, aderezado con fusión de los poderes públicos, alta renta petrolera y fuerte mano militar, nos ha traído hasta hoy, cuando sus díscolos herederos se enfrentan a una revuelta social que, en definitiva, no logran entender”.
Hoy Dios nos dice: “No tengas miedo. Aunque tengas graves problemas,
yo siempre estaré contigo; cruzarás ríos y no te ahogarás, caminarás en el fuego y no te quemarás,  porque yo soy tu Dios, y te pondré a salvo”. Él, es quien va a defendernos. Amén.