Los líderes

La semana pasada hablamos del papel central e insustituible de los partidos en la construcción de la alternativa democrática unida, vale decir, en la reconstrucción democrática de Venezuela. Como fenómeno organizativo y esfuerzo colectivo, los partidos son la modernidad que supera viejos personalismos y caudillismos.
Pero las personas son importantes. Hay voces y figuras que se ganan un lugar especial en la lucha y adquieren una señalada significación. Hoy hablaremos de ellos, y ellas. No sin recordar que la política es necesidad social. Despreciarla es infantil. Negarla es insensato. Por suerte, se produce naturalmente en sociedad, así que hacemos bien en cultivarla, que traduce no conformarnos con su forma más silvestre. No ser meros recolectores de política, sino sus cultivadores, sus agricultores. Para que sea más lo alimenticio que el abrojo, la planta espinosa o venenosa, o como mucho el malojo. Lo ornamental alegra la vista y como tal vale, pero ojo que no siempre alimenta e ingerido puede hacer daño. Se cultiva la política con el estudio, de la realidad, de la historia y de las ideas y de la técnica.
Un líder político debe, en todo tiempo y lugar, tener claro por qué y para qué está en política, donde está parado, qué debe hacer y cuándo y cómo es posible hacerlo. Dicho brevemente, debe estar ubicado o ubicada.
Tenemos en nuestros partidos unos cuantos líderes actuales y otros potenciales. Nuestro voto es porque aquellos crezcan y sepan cumplir, y éstos se desarrollen y puedan hacerlo. Constructores de partido pueden ser muy útiles. Tarea de gente como Ramos y Borges, Barboza o Márquez, Enríquez y más. Hay líderes que sobresalen y por eso, su responsabilidad es mayor. Los primeros en mencionarse han de ser, por fuerza, los que han pasado la prueba del voto. Destacan nuestros gobernadores. Capriles que además ha sido dos veces nuestro candidato y por eso se le mira y exige más,  Falcón y Guarulla. Sus palabras pesan, impactan, orientan. En los setenta y siete alcaldes los hay muy valiosos, muy visibles y entre ellos unos que tienen las dos cualidades. Alguno ha renunciado a conducir y opta por ser conducido, ojalá temporalmente porque vale. En los parlamentarios tenemos buenos, algunos muy buenos, regulares y mediocres, pero no nos ha surgido aún un líder parlamentario. Hace falta.
No sabemos cuánto puede dar el prometedor liderazgo de López, por ahora una prisión inicua nos lo niega. Lo mismo, en su proporción, puede decirse de Scarano y Ceballos. Machado aspira al liderazgo con su valentía y su talento, de sumárseles empatía puede trascender, llegar más adentro y más lejos. Entre los estudiantes asoman muchos rostros con futuro. La mejor forma de ayudarlos es no envanecerlos. Que no se dejen ahogar por la emoción, la adulación o la infatuación.
Un líder debe ser realista, que no es conformista. Tener una visión, pero no ver visiones. Poseer sentido de misión y no perder el sentido en el mesianismo. Distinguir el indispensable sentido de la oportunidad del común sinsentido del oportunismo.
Los líderes, en resumen, tienen mucho trabajo que hacer.