El gobierno de Venezuela prendió las alarmas por un aumento en el tamaño de las barrigas de sus ciudadanos en una nación donde la escasez de alimentos ha alcanzado niveles récord, lo que ha hecho más difícil llevar a la mesa platillos saludables y ha impulsado a la gente a consumir comida chatarra.
Las autoridades lanzaron el martes una campaña publicitaria para poner fin al creciente aumento de la obesidad en la población venezolana que amenaza con provocar una costosa crisis del sistema de salud pública si no se toman medidas para controlar el problema.
Bajo el slogan «agarra dato, come sano», el gobierno del presidente Nicolás Maduro espera reducir a la mitad, en los próximos cinco años, una tasa de casi el 40% de obesidad entre los venezolanos, una afección que aumenta el riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares y diabetes.
Según la Organización Mundial de la Salud, el 67.5% de los venezolanos mayores de 20 años tienen sobrepeso, la cifra más alta de Suramérica y casi igual a la tasa del 69% de Estados Unidos.
La guerra contra las sobresalientes panzas ocurre en un momento en que la mayoría de los venezolanos se quejan por no poder encontrar suficiente alimento para comer.