Santa Rosa y la Pastora reciben visitas todo el año (Fotos)

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Si bien el poblado de Santa Rosa ha recibido algo de atención por parte de la Alcaldía de Iribarren, Gobernación y hasta del Gobierno nacional, aún está pendiente de algunas obras muy merecedoras por albergar allí la imagen de la Divina Pastora, patrona de los larenses.

El sábado, lo que nació como El Pueblito de Santa Rosa en honor a Santa Rosa de Lima y con el transcurrir de los años ha venido creciendo hasta convertirse en parroquia, celebra 343 años de su fundación, decretada por Fray Agustín de Villabáñez.

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Este lunes, en algunos sectores se podía observar obreros trabajando en las calles inmediatas al santuario con el fin de que se presente muy atractiva a las personas que, sin lugar a dudas, le visitarán el fin de semana.

“Aquí faltan muchas cosas, sobre todo fuentes de trabajo porque muchos tienen que dedicarse a sacar arena del río”, manifiesta Pastor Colmenárez, nativo de la población.

Igualmente, se queja de la gran cantidad de botes de agua, servidas y blancas, existentes en diferentes sectores, sobre todo en la parte baja.

También considera necesaria la reanudación de la construcción del estacionamiento, obra muy necesaria para que quienes visitan Santa Rosa con el fin de pedir o agradecer favores a la Divina Pastora no tengan problemas para dejar seguros sus vehículos.

Otros habitantes del poblado creen que razones netamente políticas impiden la ejecución de tan importante obra.

“Gracias a Dios y a la Divina Pastora, Santa Rosa sigue siendo un pueblo sano, tranquilo, donde se puede venir con confianza”, dice Mirla Abarca, quien lleva doce años vendiendo objetos alusivos a la patrona de los larenses.

“Aun cuando durante el mes de enero la visita de turistas es mayor, siempre está viniendo gente y se lleva sus imágenes luego de entrar al santuario”, agrega.

Pero se lamenta porque muchos de los artículos alusivos a la Divina Pastora no se elaboran en Venezuela y por lo tanto resultan más caros.

“Aunque siempre la gente los compra por su devoción a ella”, afirma.

Pone como ejemplo que las estatuillas, que vienen de China, cuestan 500 bolívares; las barrocas, procedentes de Italia, 1.200, pero las criollas, de gres, valen 60, y las que tienen al lado El Obelisco, con el mismo material, 200.

“Todas se venden, porque el amor a la patrona es muy grande y cada familia quiere tener una representación suya en su casa, y este sábado espero vengan muchos turistas”, señala Mirla Abarca.

 

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