Gobierno venezolano acumula deuda por 350 millones de dólares para pagar a suplidores exteriores de equipos médicos y más de novecientos mil en medicamentos. Clínicas privadas piden declarar la emergencia. Falta de insumos pone en crisis a servicios de salud. Lo transmite AFP, lo publica El Tiempo de Bogotá, el matutino que fue de la familia Santos en cuyas páginas se anunció hacia el fin de semana que aquí aumentarían las tarifas eléctricas. El madrileño izquierdista El País entrevista al profesor Ángel Campos, de LUZ, opina que se ha perdido el respeto al derecho de los otros y a sus propiedades, un “desenfreno” que se alimenta a diario con “la impunidad y el sistema de justicia hecho pedazos”.
El mismo diario había escrito la víspera que el paquete de medidas económicas lo prepara el Ministro Menéndez, con el asesoramiento del experto cubano Orlando Borrego, quien habría sido colaborador de Ernesto Guevara. Dado que el “Che” murió en 1967, el señor Borrego debe ser persona de edad. Lo que no se aclara si su colaboración con el mítico personaje fue en el Ministerio de Industrias y el Banco Nacional, o en la guerrilla, en África o Bolivia.
El portal Armandoinfo publica reportaje de investigación sobre la Universidad Arcis de Chile, a la que Bandes habría donado trece millones de dólares, poco después de que otorgara Doctorado Honoris Causa al presidente Chávez. El control accionario de la casa de estudios lo tendría el Partido Comunista de Chile, a través del Instituto de Ciencias Alejandro Lipschutz y el empresario Max Marambio, hombre de negocios con nexos importantes en el régimen cubano. La universidad atravesaría serios problemas financieros, aunque nunca ha dejado de pagar dividendos.
Sonamos pues, pero no para bien. No estamos solos en el mundo. Ya no hay secretos.
Los ministros no bastan
En este caso, la renuncia no es “el viaje de regreso del sueño” que diría Andrés Eloy en su poema. La renuncia colectiva ha pedido el presidente Maduro a sus ministros para reorganizar su gabinete. Vamos a ver quiénes se van y quiénes se quedan, porque la credibilidad de cualquier política depende, entre otras cosas, de lo creíbles que sean sus gestores y voceros.
Pero principalmente hay que fijarse en si las políticas cambian con el cambio de ministros. Porque es cierto que los nombres influyen, pero más lo hacen las orientaciones. Una política mala con un mal ministro hace menos daño, porque nunca es ejecutada a fondo, que con un funcionario diligente y capaz que la lleve adelante hasta las últimas consecuencias.
La escasez, la inflación, el empleo que no crece son muestras de los efectos que puede tener una política equivocada. Tiene razón Capriles, lo que hay que cambiar es el modelo.