Arquidiocesana 24/08/2014

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Evangelio

Mateo (16,13-20): En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?» Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.» Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.» Jesús le respondió: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo.»
Y les mandó a los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Mesías.
Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesús.

Santo Padre

Cristo no anula las culturas

Ciudad del Vaticano, 20 de agosto de 2014 (Zenit.org)

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…la Iglesia es custodia de la memoria y de la esperanza: es una familia espiritual en la que los adultos transmiten a los jóvenes la antorcha de la fe recibida por los ancianos; la memoria de los testigos del pasado se convierte en nuevo testimonio en el presente y esperanza de futuro.

…he animado a los cristianos de hoy a que sean generosos en el compartir con los más pobres y los excluidos, según el Evangelio de Mateo en el capítulo 25: «Todo lo que habéis hecho a uno de estos mis hermanos pequeños, me lo habéis hecho a mí».

…Cristo no anula las culturas, no suprime el camino de los pueblos que atraviesan los siglos y los milenios buscando la verdad y practican el amor por Dios al prójimo. Cristo no elimina lo que es bueno, sino que lo lleva adelante, a cumplimiento.

Lo que sin embargo combate Cristo y derrota es al maligno, que siembra cizaña entre hombre y hombre, entre pueblo y pueblo; que genera exclusión a causa de la idolatría del dinero; que siembra el veneno de la nada en los corazones de los jóvenes. Esto sí, Jesucristo lo ha combatido y lo ha vencido con su sacrificio de amor. Y si permanecemos en Él, en su amor, también nosotros, como mártires, podemos vivir y dar testimonio de su victoria.

 

Notas Pastorales – Vigésimo Primer Domingo del Tiempo Ordinario /A

“TU Y YO, SOMOS IGLESIA”

“Yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificare mi Iglesia (Mt. 16,18) la palabra ekklesia en los sesenta designa una asamblea convocada para el culto.
En el Nuevo testamento la Iglesia es la comunidad de salvación en Cristo.
Adán, en lugar de ser guía de un pueblo congregado, para vivir con Dios, se convierte en parte de una humanidad dividida por las codicias, la soberbia, el odio y que huye de su Creador.
Será necesario que un nuevo Adán inaugure una vida de equilibrio, de amistad con el todo-poderoso y con los hermanos donde exista una verdadera comunidad responsable, por allí deberá esforzarse en transitar, ese nuevo pueblo que será la Iglesia.
La Sagrada Escritura, al situar la historia de Abraham y de su descendencia en la historia universal de un mundo en el que el pecado despliega sus nefastas consecuencias, manifiesta en el mismo sentido que la Iglesia verdadero pueblo de Dios, debe introducirse en el mundo y ser en él, de alguna manera, la respuesta eficaz, frente a las divisiones, egoísmos y maldades que derivan de la pecaminosidad.
En relación con el diluvio, que nos presenta la salvación, otorgada por el Arca, en medio del agua; entonces la descendencia de Noé, viene a ser figura de la salvación aportada por Cristo a través del agua bautismal, que inserta al hombre de una manera singular a su Iglesia.
Jesús agrupa y forma discípulos, quienes vendrán a ser el pequeño rebaño del Buen Pastor. El se empeño en la supervivencia y crecimiento de esta comunidad, cuando acaeciera su Muerte y Resurrección.
De esta manera, como continuadores de su acción en el tiempo, alerta a sus seguidores, a su Iglesia, acerca de las persecuciones que deberán padecer: “serán aborrecidos… a causa de mi Nombre, pero el que persevere hasta el fin, se salvará (Mt 10,22)
Le recuerda, además, la mezcla del bien y el mal, la presencia de justos y pecadores, porque “Muchos son los llamados y pocos los elegidos” (Mt. 22,14)
Cristo, escoge entre sus discípulos a doce de confianza, que serán las células básicas del nuevo pueblo, el evangelio, lo describe así: “Después subió al monte, llamó a los que Él quiso… y designó a doce para que estuvieran con Él y para enviarlos a predicar (Mc 3,13-14).
Los inicia en el rito bautismal, “cuando supo Jesús que los fariseos sabían que bautizaba más discípulos que Juan, sobre todo a través de los discípulos, por eso Él los instruye en el combate contra los demonios y las enfermedades” (Mc. 6,7-13)
Los orienta a preferir el servicio antes que los primeros puestos. “El que quiera ser el primero, que sea el ultimo y el servidor de todos”; (Mc. 9,35) les hace entender, que deben dar prioridad a las ovejas de la casa de Israel” (Mt 10,6)
Los exhorta a reunirse en su nombre para orar (Mt. 18,18)
La iglesia, por lo tanto, hasta el fin de los tiempos, deberá inspirarse siempre en esta experiencia de los doce apóstoles con Cristo, para encontrar en ella, sus criterios de vida.
La misión de ese pueblo o Iglesia en el espíritu de salvación, será la de enseñar y bautizar a todas las naciones.
La norma de las relaciones entre la Iglesia y los estados estará en las palabras del Señor. “Den al Cesar, lo que es del Cesar, y a Dios, lo que es de Dios” (Mt 22,22)
Por tanto, esa Iglesia es portadora de valores. Busca la unión con Dios, unida a la solidaridad humana. Mira hacia el cielo, pero bien plantada en la tierra.
Ahora bien, tú y yo, por el Bautismo somos Iglesia, y tenemos responsabilidad en ella.
Como Iglesia que somos debemos orar, estudiar sus enseñanzas y proyectarlas con la vida y el trabajo apostólico.
Hoy más que nunca, debemos entender que ser Iglesia implica auténtica vida de comunión y participación. Recordemos: tú y yo somos Iglesia.

Mons. Antonio José López Castillo
Arzobispo de Barquisimeto

Salmo 137

Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos

Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario,
daré gracias a tu nombre.

Por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera a tu fama;
cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma.

El Señor es sublime,
se fija en el humilde
y de lejos conoce al soberbio.
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos.

Iglesia en Marcha

Parroquia «Inmaculada Concepción» invita:

-Peregrinación a la Basílica de La Chinita en Maracaibo el 20/09

-Peregrinación-Paseo a Beata María de San José y la Colonia Tovar, el 08/11

Información: 0251-2315657 y 0412-0674969

 

 

 

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