Quienes hacen vida como comerciantes, clientes o están obligados a pasar, caminando o en vehículos, por la carrera 21, entre 30 y 31, no pueden menos que sentir verguenza por lo que allí existe.
Se trata de una laguna que crece cada vez que llueve y no desaparece hasta días después ante la indiferencia de los organismos a los que compete el bienestar de los ciudadanos y en especial de su vialidad.
De acuerdo a comerciantes de la zona, los drenajes no existen o se encuentran obstruidos totalmente lo que no permite que las aguas de lluvia circulen y salgan del lugar.
“Ya no encontramos a quien llamar para que tapen ese charco que no nos permite trabajar tranquilos y que impide a las personas caminar por las aceras o cruzar la calle”, expresó Diego Martínez, uno de los afectados.
Agregó que han denunciado el caso en la alcaldía, en Hidrolara, en la gobernación, Protección Civil y hasta a los bomberos, pero ningún organismo se decide a eliminar ese foco de contaminación.
“Posiblemente lo dejan así para alguna competencia de kajak o natación durante las fiestas por el aniversario de Barquisimeto”, dijo Martínez jocosamente.
Además del agua que cubre toda la calle se han venido abriendo enormes huecos, invisibles para los conductores, algunos de los cuales ya han sufrido pérdidas económicas por desperfectos en sus vehículos.
Algunos de los comerciantes de la carrera 21 preparan una protesta consistente en cerrar por completo el tránsito automotor para llamar la atención de los funcionarios de organismos en la obligación de acabar con el problema.