Una de los legados más terribles que nos dejará esta “revolución”, y que probablemente nos tome muchos años revertirlo, es sin duda la inversión de valores o la siembra de valores negativos en el seno de la sociedad, que han traído profundas distorsiones en la conducta del venezolano.
En este inmenso campo de tergiversaciones, que van desde el culto a la personalidad que se enseña en los textos escolares, pasando por la mentira como política de Estado, hasta los ascensos, condecoraciones y rendimiento de honores a violadores de Derechos Humanos, destaca sin duda el caso de la manipulación de la justicia por parte del oficialismo. Mediante esta práctica se hostiga, persigue y encarcela a inocentes por un lado, mientras que por el otro se estimula, protege y defiende a delincuentes, sobre todo a los que son agentes del régimen.
Este elemento tan aberrante, tuvo la semana pasada un punto crítico por ambas caras de la moneda. Vimos así como, por un lado, Leopoldo López, Enzo Scarano y Daniel Ceballos, quienes de por sí están injustamente presos, fueron víctimas de una particular requisa, hecha de madrugada por funcionarios encapuchados, quienes los golpearon y hasta robaron en sus celdas. Esta situación irregular no genera sin embargo de parte del Gobierno, ni de la Fiscalía, ni de la Defensoría, la más mínima actuación. En realidad, no sólo son indiferentes frente a semejante arbitrariedad, sino que las órdenes para esto salen del propio Gobierno, y el rol del resto de las instituciones es obedecer o, cuando menos, pasar silbando y ver hacia arriba.
Vale destacar que, días antes, otro destacado preso político, Iván Simonovis, era trasladado de emergencia al Hospital Militar, tras presentar un fuerte dolor de pecho, determinándosele una serie de cardiopatías que se suman a las 19 patologías que ya tenía diagnosticadas. No obstante, semanas antes el Gobierno le negó una medida humanitaria, basándose en un supuesto examen médico que descartaba cualquier complicación de salud que así lo fundamentara.
Es así como mientras nuestros presos políticos sufrían todas estas penurias, por el otro lado el Gobierno sí que se movilizó con toda su fuerza ante la captura del general Hugo Carvajal, conocida ficha del régimen, quien está solicitado por la Justicia norteamericana por sus comprobados nexos con las FARC y el narcotráfico en la zona. De inmediato los voceros oficialistas calificaron el hecho de “secuestro político”, y apelaron a una supuesta inmunidad diplomática, dado que había sido designado Cónsul desde hacía unos meses.
Otros juristas más calificados en la materia ya han dejado claro que, ni aun siendo Cónsul en plenitud de funciones (que no era el caso de Carvajal) éste gozaba de la “inviolabilidad personal penal” que protege a los funcionarios diplomáticos. Además, tanto el fiscal como la juez de Aruba que intervinieron en el caso, dejaron claro que hicieron las consultas respectivas, y así se los hicieron saber. Al final quien se contradijo fue el gobierno holandés, y las razones seguramente las sabremos más pronto que tarde, por lo que no especularemos sobre eso.
Donde sí queremos poner el énfasis es en el contraste del trato entre un caso y otro. Mientras Ramo Verde y el Sebin están llenos de presos políticos inocentes (empezando por nuestros valientes estudiantes), quienes además no han tenido juicios justos y son víctimas de permanentes maltratos, el Gobierno en cambio se moviliza en pleno y logra la libertad mediante presiones de gn General comprometido en delitos de lesa humanidad. Así son los antivalores del régimen.
@CiprianoHeredia
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