La crisis del sector salud no ha perdonado siquiera a los centros de atención oncológica, donde cada día se dificulta brindar los servicios a los pacientes que padecen algún tipo de cáncer.
En todo el país, de los 19 centros de este tipo, sólo uno se mantiene activo a pesar de todos los inconvenientes, falta de insumos, materiales quirúrgicos y repuestos para el mantenimiento de los equipos, y es el Servicio Autónomo de Oncología, SAO, ubicado en el Hospital Central Antonio María Pineda.
Desde febrero de este año, uno de los aceleradores lineales de alta tecnología con el que cuentan, tuvo que ser paralizado, debido a la falta de repuestos para su mantenimiento. Como consecuencia deben atender a los pacientes con una sola máquina de radioterapias recibiendo a un total de 35 personas en dos turnos, cuando anteriormente atendían el doble.
Tampoco han podido dotarse de insumos básicos como material quirúrgico, batas, guantes, compresas y yelcos de número 22 y 24, los cuales son más finos que los utilizados de manera regular debido a la sensibilidad de las venas de estos pacientes.
Los marcadores tumorales desde hace meses no han podido realizarse por falta de reactivos, en los laboratorios del SAO solo se mantienen ofreciendo los exámenes de rutina como urea, creatinina y hematologías.
Aunque cuentan con los equipos de tecnología avanzada, irónicamente no cuentan con los reactivos para poder utilizarlos.
Ante esta situación, la lista de espera se hace cada vez más larga, sin contar la cantidad de nuevos pacientes que llegan cada semana a recibir las consultas, tratamientos de quimioterapia, intervenciones y exámenes de laboratorio.
Domingo Verde, presidente del SAO, destacó que a pesar de la entrega por parte del Seguro Social de los medicamentos oncológicos a los pacientes, muchos de los productos no se consiguen en el mercado y han dejado de ser distribuidos.
Los pacientes pasan penurias para conseguir los tratamientos incluso en el sector privado. En Badan tampoco cuentan con los medicamentos, entre ellos la ciclofofamida y las cápsulas de yodo.
“Los enfermos han tenido que irse a Colombia, Argentina y países vecinos porque acá no pueden completar sus tratamientos, una situación que es grave y crítica”.
Un servicio de 48 sesiones de radioterapia privado, alcanza los 140 mil bolívares, por ello los centros públicos se abarrotan de pacientes, sin embargo, no cuentan con la capacidad para recibir a todos al mismo tiempo.
“En el SAO atendemos a todos por igual pero la crisis nos ha afectado. Tenemos que planificar las citas, consultas y sobre todo los tratamientos, aplicaciones de quimio y radioterapia, con listas de espera para los cupos en los servicios”.
La espera puede poner en riesgo la vida de los pacientes, explicó el especialista. Los tratamientos deben ser aplicados en un máximo de 4 a 5 semanas de acuerdo a la planificación y el estadio o grado de la enfermedad.
“No pueden pasar más de dos meses sin que el paciente reciba el tratamiento para su curación. Luego de ese período no es el mismo efecto, la intervención puede perderse, avanza el cáncer y puede complicarse la salud”.
También la búsqueda de medicamentos y el estrés de no encontrarlos en el mercado puede deteriorar la condición del paciente.