La capacidad pensante del hombre es por sobre todos las especies vivientes la más completa. Hay un aspecto que sobre todos se destaca: la posición vertical. El arriba no existe, pero para nosotros los humanos este concepto es valedero. Somos los únicos seres que para mirar el cielo debemos flexionar hacia atrás el cuello de tal modo que la mirada vea hacia arriba y no se dirija al horizonte como sucede con todas las otras especies. En el África hay unos pequeños animalitos conocidos como suricataque se verticalizan para auscultar el horizonte debido a que son presas fáciles de todos los depredadores y este recurso de erguirse les permite anunciar el peligro antes de ser atrapados, pero nunca conseguirán accionar el cuello para ver hacia arriba. Otro animal que se verticaliza cuando enfurecido se dispone a pelear es el gato. La verticalidad y el poder de mirar hacia arriba es una propiedad exclusiva del hombre. Y esta propiedad es una cualidad superior. El arriba, sin ser cierto, es un decir. Justamente esa propiedad es lo que nos confunde para nombrar al cielo que está enfrente como si se encontrara arriba.
Desde aquí de nuestra amada Tierra. Cualquiera puede mirar hacia arriba y presumir, aunque esté allí, que el Sollo vemos arriba. Con la Luna no tenemos problemas porque su tenue luminosidad no es obstáculo, como la luminosidad del Sol, para verla arriba. Y el Sol, y la Luna, y los puntos de luz que observamos por las noches, todos, sin excepción, están arriba. Cuando el hombre anduvo con sus plantas violadoras por el piso de la Luna, hubo una imagen tomada desde ella en la cual se vio a la Tierra arriba en cielo de la Luna. Fue intrigante, para mí, aquello, porque se supone que si vemos siempre a la Luna arriba, sobre la tierra, en el cielo de la tierra, entonces, la Tierra debiera estar abajo. Pero no es así. Y aquí es donde consigue la reflexión y la búsqueda encontrar una respuesta que satisfaga la intrigante idea. Hay una palabra griega: isotropismo, compuesta de un prefijo griego: “iso”, que significa igual; y de la palabra griega: “tropos”, que significa cambio; que trajo la solución para domeñar mi inquietud. La isotropía es una cualidad de la naturaleza del Universo en donde parecen no existir los cambios. O, quizá, si se operan escamotean la posibilidad de discernirlos. Vamos a una suposición: si hipotéticamente pudiésemos posarnos sobre la candente esfera del Sol, la isotropía operaría para que la Tierra la viésemos en el cielo del Sol. Este arriba, desde cualquier punto del Universo, debido a la isotropía, siempre estará presente.
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