La crisis económica en la que el país está entrando nos hace presagiar los años más difíciles que nos toca vivir como nación, esto producto de una serie de medidas que ha decidido “pensar en voz alta” el ejecutivo nacional, como por ejemplo es el tema del aumento del precio de la gasolina, siendo ello un punto álgido que ha traído secuela de todo tipo en la historia no tan lejana de nuestro país.
Cuesta aterrizar un discurso emanado por un gobierno que viene perdiendo la herencia ideológica del ya fallecido presidente Chávez y ajustar el mensaje en esta oportunidad con un corte un poco más liberal para acomodar con ello el aspecto económico que cada vez pega mas a todos los venezolanos sin importar tendencia política.
Ciertamente para salir de una situación como la que estamos es necesario realizar algunos movimientos responsables y consecuentes en esta materia, dejar a un lado el resentimiento político y pensar en el país como un todo; con esto no quiero justificar un posible aumento de gasolina pero si es importante para poder solucionar nuestro caos financiero lo primero que hay que hacer es parar todo tipo de regaladera a otras naciones, tenemos un país lleno de dificultades que más vale tomar correctivos a la brevedad.
Muy seguramente el gobierno sepa las consecuencias de un posible aumento, por ello ha dilatado tanto esta decisión tan compleja, pero lo que no se puede postergar es la opinión generalizada de un pueblo que día tras día asemeja la situación con la realidad que se vivió a finales de los años 80 y que trajo movimientos políticos de raíz, por ello no cabe duda que esta situación se mira por maduro, su tren ministerial y el partido de gobierno bajo una perspectiva netamente política y alejado de la visión económica
Es un costo elevado que tiene el ejecutivo nacional y que no se traduce por más tiempo que duren en tomar las rectificaciones en más tiempo para pensar, porque a diario la crisis se mete más en el fondo del bolsillo de nuestra gente y va levantando un incendio social que el gobierno pretender apagar echándole más gasolina.