Los hijos de Tintorero han sabido sortear la escasez de materia prima, hilo y algunas maderas, para poder participar en la tradicional feria artesanal.
Desde hace 23 años, la aldea recibe a cientos de visitantes durante una semana. Esta fiesta viva conjugará hasta el próximo domingo 24 de agosto tarde de toros coleados, música típica, gastronomía, danza, artes plásticas, presentación de grupos culturales, actividades infantiles y talleres formativos para niños, jóvenes y adultos, bajo los auspicios de la Gobernación de Lara, Corpolara, Alcaldía de Jiménez, Ministerio para el Turismo, Ministerio para la Cultura y el Comité de Feria.
En esta edición los artesanos pagaron 600 bolívares por el alquiler del stand, 200 bolívares menos que el año pasado.
La Casa de la Cultura Sixto Sarmiento, la Casa Amarilla, la Casa Rosada, el Bodegón Artesanal y los diferentes corredores del pueblo, lucen sus más elaboradas creaciones. El colorido de las hamacas salta a la vista, al igual que las trabajadas creaciones en madera.
El cuero, el barro, la arcilla, la cerámica, la resina mineral, el vetiver, la concha de coco y otros bondadosos materiales son los protagonistas de la diversidad de artículos y objetos decorativos que se consiguen en la feria.
Las variedades de cocuy y su destilación en vivo atrae a numerosos compradores.
Se consigue desde 50 bolívares la botella, hasta el barril en 2.500 bolívares. Se ha vuelto muy peculiar el nombre que los vendedores le colocan al producto.
En el puesto del señor Juan Carlos Concepción ubicará el cocuy de Siquisique, municipio Urdaneta, macerado con frutas y plantas medicinales para añadirle otras propiedades y degustar como bebida.
Está por ejemplo el “mata suegra”, aderezado con mejorana, malojillo, menta, hinojo y yerbabuena, sirve para la digestión.
También el “rompe papo”, contiene uva, pera, durazno, manzana, ponsigué y generosa miel.
Municipios presentes
Los nueve municipios del estado Lara dicen presente en la feria.
Uno de los más llamativos es el de Palavecino, integrado por los artesanos de Agua Viva, quienes ofrecen muñecas, cofres, ángeles, dulcería criolla, licores, tejidos, bolsos, jabones artesanales y piezas en arcilla.“Exponemos un trabajo de proyección nacional, creado con nuestras propias manos, con nuestro sudor y sacrificio. Es una gran oportunidad para que los turistas nos apoyen en esta tierra de Tintorero, lugar que nos cobija todos los años”, dijo Germán Alvarado.
De Cubiro encontrará miel pura de abejas, de Carora instrumentos musicales. Cada municipio da cuenta de sus potencialidades.
Mucho más…
La madera taraceada de Quíbor, convertida en organizadores, marcos, cofres, sillas, muebles y percheros es la oferta del señor José Luis Hernández, quien participa en la feria desde hace seis años.
Ulises Mezzone, también de Quíbor, es un conocido tallador de la concha de coco. Otro de sus oficios consiste en trabajar el vetiver, planta que da vida a un oso espectacular.
El artesano mencionó la importancia de dictar talleres sobre vetiver, madera y tejidos a lo largo de la feria, como una manera de educar a las personas, ya que se trata de artículos laboriosos.
Julian Ereú trabaja el cuero, es del grupo de los artesanos de Iribarren. “Nos apoyó el Instituto Municipal de Cultura y Arte (IMCA). La instancia nos exoneró el costo del alquiler, nos ofreció también todo el mobiliario”, dijo contento. En su stand ofrece zapatos, sandalias, billeteras, monederos, llaveros, cinturones, correas, bolsos, todo de cuero de chivo y res. Los monederos son bastante buscados y se consiguen desde los 300 bolívares.
“Confiamos en que la gente se acercará. Somos diez artesanos de Iribarren los que participamos. Queremos que luego de la feria, la aldea se abra los fines de semana”.