¿En qué nos hemos convertido? Somos una nación acostumbrada a la muerte, las cifras de asesinatos producidas semanalmente por el hampa ya no nos asombran, tampoco los homicidios producidos en las protestas o marchas, muertes que en cualquier país del mundo conmocionarían a su sociedad, instigando a sus respectivos gobiernos a la solución inmediata, pero aquí no, ya es “normal”.
Nos hemos convertido en una nación acostumbrada al alto costo de la vida, que paga diariamente el incremento de los alimentos y demás productos, sacrificando paulatinamente cosas que formaban parte de nuestras vidas. Nos acostumbramos a las colas, al maltrato, a los productos de escasa calidad, nos acostumbramos a sobrevivir indignamente ¡sí, indignamente! con servicios públicos colapsados, calles en mal estado, sucias, con agonizante iluminación y, dicho sea de paso, nos acostumbramos a una de las peores calamidades culturales que se puede acostumbrar un pueblo, al discurso grosero, insultante e intolerante de los gobernantes, desluciendo profanamente sus altas investiduras, ante la mirada absorta e inactiva de un apócrifo poder moral.
Somos un país cuyas infinitas riquezas naturales son proporcionales a la pobreza mental de sus habitantes, a la mentalidad de quienes se acostumbran a éste pandemónium, a la de quienes lo justifican, a la de quienes simplemente les da igual. No se enfade estimado lector pues ¿cómo justificar la vergüenza de país que somos hoy? Improductivo, violento, inseguro, dividido y costosísimo, cuando únicamente lo que hace falta es un pueblo consciente que exija calidad de vida, alejado del mediocre fanatismo que echa por el piso la Venezuela heroica y libertaria que una vez emancipó a un continente, la Venezuela de hoy se encuentra oprimida por el conformismo, la sumisión, la desesperanza adoctrinada. Horroriza solo imaginar a dónde vamos a llegar sí años tras años la inseguridad y la inflación se incrementa, la división se acentúa, castrando nuestra esperanza de una mejor vida. Vivimos entretenidos por los discursos de nuestros gobernantes, arengas que buscan excusarse de sus grandes pifias que han degenerado a la Venezuela de hoy. ¡Basta ya! dejemos de ser borregos de izquierda, de derecha o cuanta fingida ideología enarbolan cuanto político hambriento de poder, seamos solo venezolanos hartos de este pandemónium que no aceptan excusas de presuntas derechas imperiales ni cubanismos tutelados y solo quieren una Venezuela distinta, exigente de paz, educación y trabajo.
@leandrotango
¿En qué nos hemos convertido?
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