No tiene nada de inusual temerle a la muerte, a los tiburones, a la oscuridad o a las serpientes, pues es totalmente normal sentir cierto recelo ante algo que puede, de una u otra manera, causarnos daño. Pero más allá de estos miedos comunes, hay una larga lista de otros que traspasan los límites de lo justificable. A continuación, las fobias más extrañas del mundo
Existen infinidad de miedos perfectamente comprensibles y justificados, sin embargo, este artículo no se trata de descubrir el agua tibia, sino de ir más allá de lo conocido, ahondando un poco en la psiquis humana, sus fobias más extrañas y sus temores más oscuros, los cuales suelen ser tan perjudiciales que pueden llegar a paralizarnos e, incluso, a apoderarse de nuestra voluntad limitándonos ante situaciones, objetos o animales perfectamente normales y tolerables para el grueso de la población.
Antrofobia
También conocida como “antofobia”, es quizás una de las más desconcertantes de todas, pues es difícil imaginar que sobre la faz de la tierra pueda existir alguien que realmente le tenga terror a uno de los elementos más hermosos y sublimes de la naturaleza. Según el diccionario, esta palabra define un persistente, anormal e injustificado miedo a las flores, así como una sensación de terror irracional y abrumadora ante las plantas que las poseen.
Caetofobia
Independientemente de si es lisa o con ondas, rubia o morena, lucir una hermosa y saludable cabellera es el sueño de todas las mujeres e, incluso, nos atrevemos a asegurar que la gran mayoría de los hombres, anhelaría al menos tener algo que cubra sus cabezas, por lo que resulta extraño pensar que hay personas que le tienen tanto terror al pelo humano y a los seres peludos, que se sienten incómodos y enfermos cuando se miran al espejo o están ante la presencia de alguien (o algo) con gran melena.
Ablutofobia
No hay nada más delicioso que darse una rica ducha después de un largo día de trabajo. De hecho, para muchos el verdadero significado de la relajación radica en un buen baño que ayude a reponer las energías gastadas, a conciliar el sueño o, por el contrario, a iniciar la jornada con vitalidad. Sin embargo, existe un alto porcentaje de individuos, sobre todo niños, adolescentes y mujeres, que se enfrentan a un miedo paralizador a la hora de bañarse o lavarse cualquier parte del cuerpo.
Catisofobia
Todos coincidimos en que tomar asiento de vez en cuando, es algo realmente necesario. Relajar las piernas, descansar después de una larga caminata, sentarse a conversar o simplemente a observar el paisaje, es tan sencillo como reconfortante. Pero resulta, que para algunos el simple hecho de abandonar la posición de pie y posarse sobre una silla es absolutamente intolerable, sensación que generalmente se deriva después de haber sufrido traumas, castigos o experiencias desagradables en determinado momento de la vida del individuo.
Eufobia
Tenemos dos noticias, una buena y otra mala, ¿cuál quieren leer primero?… Sea cual sea la escogida, todos anhelamos oír la buena tarde o temprano, bien sea como un bálsamo aliviador después de escuchar la mala o para darle a ésta una introducción más agradable. Sin embargo, en este mundo se ven tantas cosas locas, que incluso existe un miedo persistente, irracional e involuntario a recibir buenas nuevas… Extraño, ¿verdad?
Coitofobia
El sexo es uno de los placeres más maravillosos que puede experimentar el ser humano, pero para la sorpresa de muchos, hay quienes le tienen terror a este acto tan natural. Esta fobia se puede generar a raíz de traumas, imposiciones religiosas o una ansiedad incontrolable ante la posibilidad de fallar, lo que trae como consecuencia dificultades para conseguir una erección en el hombre, e imposibilidad para llegar al orgasmo en el caso de la mujer.
Urofobia
Debemos admitir que no hay nada más relajante que tener la vejiga llena y poder descargarla como Dios manda, cómoda e íntimamente y, aunque es cierto que el fluido amarillento que excretamos no es oro líquido, tampoco es un mal de morirse. Sin embargo, para algunas personas el orine resulta tan desagradable y vergonzoso que llegan incluso a desarrollar un miedo injustificado e incontrolable a tener el más mínimo contacto con él o ante la posibilidad de hacerse pipí encima.
Amathofobia
Está bien, estamos de acuerdo en que el polvo es un verdadero fastidio, ensucia, molesta, afea y da alergia, pero lo que para muchos es una de las tantas cosas desagradables que tiene la vida, para otros puede representar el peor de sus miedos, llegando incluso a sentir absoluta imposibilidad de realizar una tarea tan sencilla como pasarle un trapito al televisor, limpiar el porche de la casa o sacudir las pequeñas partículas de tierra que se acumulan sobre los muebles.
Bibliofobia
Independientemente del género literario o del estilo que contengan sus páginas, los libros representan uno de los tesoros más grandes de la humanidad. Pero resulta que existe algo llamado “bibliofobia”, cuyo nombre se traduce en un miedo persistente y anormal a los libros o una aversión extrema a la lectura, lo que puede producir palpitaciones e inclusive miedo a morir por culpa de un libro, aún cuando el fóbico sea consciente de que estos son objetos inofensivos.
Ginefobia
Para los hombres heterosexuales, no hay ser más divino, atrayente, poderoso y perfecto que una mujer, mientras que para los homosexuales, la mujer en la mayoría de los casos representa un ejemplo a seguir y el objeto de su admiración. Pero independientemente de esto, hay un porcentaje de la población que le tiene terror al género femenino, lo que en palabras técnicas se traduce en un trastorno nervioso caracterizado por un temor mórbido o una aversión patológica al mal llamado “sexo débil”.
Alliumfobia
Mientras algunas personas afirman que les cae pesado o que les deja un aliento desagradable, otras aseguran que el ajo es realmente delicioso como condimento y hasta beneficioso para la salud. Pero más allá de eso, existe un miedo extremo, raro e injustificado, en el que el terror que se siente por estas cabecitas y sus dientes, su olor y sabor, puede desencadenar inusuales reacciones como sudoración, nauseas, ganas de huir e, incluso, llanto incontrolable.
Afenfosfobia
A ninguno de nosotros nos gusta que un total desconocido nos toque abruptamente en el medio de la calle, en eso estamos claros, pero en el caso de este fenómeno fóbico obsesivo, la cosa va mucho más allá, pues una caricia, una palmadita o un simple toque de hombros, pueden representar algo absolutamente insoportable para quienes lo padecen, aún y cuando la persona que lo haga sea un familiar, un amigo o cualquier ser querido. Los expertos aseguran, que se trata de una exageración a las tendencias normales de proteger el espacio personal, en la que se evidencia miedo a la invasión y a la contaminación.