El abogado defensor de David Ramírez, Luis Alfredo Saldivia, anunció que este lunes consignará ante el Ministerio Público, Defensoría del Pueblo, una ONG de los derechos humanos y ante el juez de control, pruebas con las cuales se evidencian marcas en las manos de su cliente, por haberle colocado esposas en la sede del Cicpc.
“Llevaremos unas fotografías que fueron publicadas en un medio de comunicación donde se muestran las marcas de las esposas que le colocaron. Nosotros lo denunciamos en la misma audiencia de presentación, sin embargo, las fiscalías tercera y décima las desestimaron”.
Agregó que hasta ahora no se han pronunciado frente a la Fiscalía 13 con Competencia en Derechos Penitenciarios por los golpes que habría recibido David Ramírez dentro del Centro Penitenciario David Viloria, donde hoy cumple una semana.
Sin decisión aún
Corren los 45 días de investigación para la audiencia preliminar de David Emiliano Ramírez Salazar, Yoalbert González, Víctor Marín y Mauricio Villegas por el tan conmocionado caso del asesinato de la modelo larense y estudiante de Derecho, Ángela Medina.
Los abogados defensores afinan sus estrategias, pues aseguran que los imputados son inocentes de los cargos que les acusan: homicidio calificado con agravantes y otros tipificados en la Ley de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia para el primero y a los demás, en grado de complicidad.
Por su parte, los querellantes, entre ellos los fiscales tercero y décimo del Ministerio Público, presentan como pruebas las llamadas que hubo entre los cuatro implicados. Según Luis Alfredo Saldivia y Alexander Casamayor, abogados defensores de Ramírez Salazar, “no se ha hecho la triangulación de las llamadas ni la apertura de celdas”.
Para ellos, quienes no habían podido conversar con su cliente hasta el día de la audiencia de presentación el pasado viernes 8 de agosto, “las declaraciones de David (Ramírez) en la sede del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) son nulas por no haber estado presente la defensa ni el Ministerio Público”.
Denunciaron que para tomar las confesiones del imputado se usó la fuerza. “Trataron de asfixiarlo con una bolsa plástica, también me alegó que la exposición fue cambiada tres veces, agregándole o quitándole elementos para que fuera más concordante con la situación”.
Igualmente mostraron su molestia, la cual se la hicieron ver al juez de Control, con respecto a que le habrían querido agregar un perfil de homosexualidad a dos de los imputados, “que nada tiene que ver con la responsabilidad penal pero sí preparándole un perfil para futuros daños morales y corporales que pudiesen tener en el sitio de reclusión ordenado por el juez”.
Otra de las quejas de los defensores legales es por un supuesto rasguño que Ramírez Salazar tenía en el rostro, el cual supuestamente fue hecho por la víctima para defenderse en el momento que era estrangulada.
“Hay evidencias de fotografías de dos días antes del suceso del rasguño… ¿y si fue de él mismo? ¿Por qué no le hicieron el barrido de uñas? La Fiscalía del Ministerio Público no goza de pruebas contundentes, hablan de conversaciones por celulares entre mi cliente y los tres implicados pero ese vaciado de celulares no aparece en el expediente”.
En cuanto a las manchas de sangre que los investigadores consiguieron en el asiento trasero del carro Mazda, donde supuestamente trasladaron el cadáver desde la redoma de Santa Rosa hasta el sitio de liberación, indicaron que “el protocolo de autopsia dice que no hay herida sangrante. ¿Cómo es que la mancha que dejó la primera vez es más grande que la segunda? La del primer vehículo es de 11x10cms pero la del segundo es 15×10 cms. Mientras más pasaba el tiempo de muerte, ¿más sangraba?”, se preguntaron.
Así declaró Ramírez en la audiencia
“Buenas tardes, yo me declaro inocente. Lo único que puedo decir es que sí firmé y lo hice bajo tortura; por golpes y mis amigos son totalmente inocentes. Yo me monté en su carro en horas de la mañana, es mentira lo del mensaje. No conozco a ninguna amiga de nombre Lorena. Todo fue bajo presión, bajo amenaza. No me dejaron ver a mis abogados ni a mis familiares, me torturaron con una bolsa, me amarraron con unas esposas. Llegó un momento en que no aguantaba la presión. Me declaro inocente, no existió un Mazda, no existió un Cardenalito. Es todo”.
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