Sin ánimo de ser pesimista, hoy me voy a salir un poco de mi forma de comunicarme con mis lectores en una forma positiva, pues la forma de pensar y actuar ha sido cargada de esperanza, fe y voluntad, siempre viendo el santo donde está el pecador sin exonerarme de culpa, cabe aquello que “lance la primera piedra quien no tenga pecado”. Por ello pregunto: ¿Dónde están o estamos los que construimos un país noble, solvente moralmente y económicamente, son o somos culpable de lo que estamos viviendo o es que no estábamos en el momento en que la ideología sustituyó la realidad y no pudimos protegernos de ella?
No deseo ni es mi intención culpar a nadie, pero alguien debería dar una explicación del deterioro del país en una forma convincente, recuperar con creces lo que tanto esfuerzo nos ha costado a los hacedores de este país, en una forma armoniosa donde todos arriemos la carreta hacia una sola dirección, en busca del éxito y el bienestar para todos, obviando que el odio destruye y el perdón construye. En la destrucción el doctor Ricardo Zuluaga, nos dejó un mensaje que lo dice todo. Cito: “Para el bien del país no hay que estar inventando terceras vías ni formulas mágicas, si no imitar a quien lo ha hecho bien”. Fin de la cita.
Ricardo tenía y tuvo toda la razón. Aquí se ha hecho todo lo contrario imitando a todos los fracasados, lo cual trae atrasos y ruina.
A petición de unos cuantos hacedores que ven evaporarse sus esfuerzos, su lucha de toda la vida, el futuro de sus hijos y nietos, sus sueños, hoy con una vejez llena de incertidumbre, habían pensado que con su trabajo honesto habían dejado encaminadas varias generaciones y no fue así, hoy se hacen preguntas: ¿seremos todos culpables de la destrucción de las plantas de cemento por nombrar alguna?, me viene a la memoria unas de las mas modernas del país Cemento Andino, que producía lo suficiente para el consumo de su región y un gran excedente para la exportación, en el Puerto La Ceiba, vi. Barcos llenos de carga trayendo dólares de regreso, tenemos todos culpa de esta destrucción, ¿si o no? Hay una lista interminable de lo que hoy lamentamos como el caso de cerámica Carabobo, que cubría el mercado y se exportaba, toda clase de materiales para la construcción como cabillas, la siderúrgica exportaba y los distribuidores de estos materiales competían y perseguían a los constructores dándoles facilidades para la realización de sus desarrollos.
El papel sanitario, antes sobraba y se exportaba, ahora la triste pregunta: ¿Qué pasó con Parmalat, lácteos los Andes, Alentuy, Hato La Marqueseña y su producción de 1.3000 litros de leche diario? ¿qué pasó con los 750 toros que enviaban al matadero bimensual y otros rubros, habría que verificar cuál es su producción hoy. Qué pasó con la exportación de café, arroz, productos perecederos, la baja producción de maíz, caña de azúcar e igualmente verificar el estado del Hato Piñero, que era el triple de la Marqueseña. Pregunte: ¿Cuáles son sus condiciones hoy?, ¿qué sucedió con la centenaria Aceites Diana de Valencia, hoy en ruinas, el vergel del Valle del Turbio, hoy convertido en rastrojos? Esta es una pequeña lista de lo que aquí abundaba y hoy carecemos de ellos por no decir que andamos dando lástima y somos el hazmerreír por nuestras carencias, “el que no cuida lo que tiene a pedir se queda”.
Roguemos a Dios para que no aumente la escasez y exista una pronta rectificación.
…Unidos todos por el éxito y el crecimiento de la familia ganadera (Fedenaga)…..