Todas las promesas durante años se transformaron en una continua amenaza, que se resume en la frase: haremos las cosas como yo digo, por las buenas o por las malas. El fin, dominar y controlar todo por la fuerza, la humillación y la violencia, con apariencia de buen ciudadano.
El cumplimiento de las garantías económicas, sociales y culturales como de todo orden son los temas de nuestro interés como ciudadanos, no los discursos de Maduro y su grupito, habladeras, caprichos, dice y se desdice, ahora no, lo anunciaré mas tarde. A nosotros lo que nos corresponde es evaluar y controlar el desempeño del Gobierno, sus ministros, y demás altos funcionarios, mostrar y documentar lo que hacen o dejan de hacer cada uno de ellos para que podamos comer, nos alcance el dinero producto del trabajo, producir, educar y educarse, ser atendidos en los centros de salud y no quedar muerto en cualquier lugar de Venezuela.
Toda la estrategia de venta de un producto mal llamado“revolución socialista”, se traduce en un entramado social para perdurar en el poder, diciendo que eso es bueno para el pueblo, y haciéndonos creer que está sustentado en la crítica constante a las fallas de la democracia y que no hay mas remedio que transitar a ese camino para llegar a ella. Eso se llama engaño.
La realidad es que cuando las fallas se extienden a todo el sistema como lo ha logrado el poder del gobierno y la voluntad expresa de que eso suceda, la situación es crítica.
Así ocurre cuando quienes deben monitorear el comportamiento del gobernante no cumplen su función, si los que deben brindar el servicio de la justicia, controlar el Estado de Derecho y el cumplimiento de la Constitución delinquen, la independencia y balance de los poderes se remplaza por la interposición o acuerdos al margen de los circuitos institucionales, y las fuerzas políticas que llegaron al poder incurren en las mismas conductas que criticaron.
En este caso se hace evidente de nuestro sistema político e institucional cómo perdió la capacidad de auto-regularse y auto-depurarse, provocando el desaliento de expectativas y salidas en la sociedad venezolana.
En este estado de cosas, las oportunidades que perdemos de reaccionar ante todo lo que hace el Gobierno, el Alto Mando, altos funcionarios de otros poderes judicial y legislativo al apartarse cada vez mas de la voluntad del pueblo expresada en la Constitución y por decepción dejamos que se nos aleje cada vez mas la Democracia, con ella se nos irá la libertad.
Dediquémonos a controlar al Gobierno, medir las consecuencias de sus decisiones y de sus miedos,desenmascararlo, debilitarlo, irritarlo, denunciando interna y externamente cómo despilfarra el dinero, cómo la burocracia sin destino se come la necesaria eficiencia, la corrupción invade todo los estratos, medir los efectos en la población de cada paso que toma, es decir mas que hablar actuar y luego informar a la gente de la realidad.
La revolución no funcionará pacíficamente a medida que se acaben los dólares, lo hará por las armas, son la amenaza que nos advierte lo que nos depara el futuro. Entonces que esperamos para convencer y convencernos que si podemos remontar la cuesta, es un buen comienzo…
@CeciliaSosaG
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