El presidente ruso, Vladimir Putin, anunció este lunes el envío de un convoy humanitario sin escolta miliar al este de Ucrania, al denunciar las «catastróficas» consecuencias de la ofensiva ucraniana contra los bastiones separatistas, intensamente bombardeados.
Los países occidentales se oponen a esa iniciativa pues temen que sirva como pretexto para una intervención militar.
Rusia va a enviar «un convoy humanitario a Ucrania en colaboración con el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR)», le dijo Putin al presidente saliente de la Comisión Europea, el portugués José Manuel Barroso, en una conversación telefónica.
En esa misma conversación, Putin denunció las «catastróficas consecuencias de la operación militar de Kiev», anunció un comunicado del Kremlin.
«No habrá una escolta militar», señaló poco después el portavoz de Putin, Dimitri Peskov, que precisó a la AFP que la misión fue «acordada con Kiev».
Barroso por su parte advirtió al jefe de Estado ruso del riesgo de emprender cualquier intervención en Ucrania, «cualquiera sea el motivo, aunque sea humanitario», al tiempo que expresó su preocupación sobre al acantonamiento de tropas rusas en la frontera con Ucrania.
El jefe de la diplomacia rusa, Serguei Lavrov, afirmó que Moscú acordó con Kiev «todos los detalles» para una acción humanitaria, si bien el presidente y el ministro de Relaciones Exteriores ucranianos indicaron a la AFP desconocer estos «detalles».
Lavrov, que expresó también su deseo de que los países occidentales no «saboteen» la misión, calificó de «cinismo» la actitud de los dirigentes estadounidense, alemán y británico, que calificaron este fin de semana de «no justificada e ilegal» cualquier incursión rusa en Ucrania bajo pretexto humanitario.
Moscú considera «indispensable» un alto el fuego entre insurgentes y el ejército ucraniano para hacer llegar una ayuda humanitaria a la población víctima de los combates, que obligaron a 300.000 civiles a huir hacia Rusia y otras regiones de Ucrania.